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«Tenemos en cuenta tanto la versión acelerada del ska como la más clásica»

Kentus Produkzioak es el proyecto de un grupo de cuatro jóvenes universitarios –Antxon Notario, Ainara Mentxaka, Ane Cerrato y Javier Blanco, que estudian comunicación audiovisual. Uno de sus trabajos, «Sound of roots», autogestionado, repasa la historia del reggae y el ska en Euskal Herria. Documental que se proyecta hoy dentro del ciclo Dock of the Bay en los cines Trueba de Donostia; 19.30, 5 euros.


Dock of the Bay cumple diez años, un decenio dedicado al documental musical. Comenzaron las proyecciones el pasado sábado 7 y se mantiene el programa hasta el próximo 14. Dentro de la sección de competición, hoy se puede ver “Sound of the roots”, un viaje intercultural desde Jamaica a Euskal Herria, pasando por las trazas del ska y el reggae de los ochenta hasta nuestros días. Dos estilos, con sus variaciones, que aportaron fuertes dinámicas en los ochenta mezcladas con el punk y el RRV, y que aún mantiene su presencia entre la escena vasca.

¿Qué les sugiere reconstruir la historia del ska y el reggae en Euskal Herria?

Este proyecto nació a raíz de una asignatura llama “Taller de creación documental”. Se nos pedía realizar una pequeña pieza documental sobre algún tema que pudiera ser de nuestro interés. Ese fue el punto de inicio, a partir de ahí vimos que estos ritmos eran los que normalmente nosotros cuatro consumíamos y que había, de alguna manera, una carencia de material audiovisual sobre el tema hoy en día desde un punto de vista joven. De hecho, ninguno de nosotros ha vivido la época en la que todos estos ritmos llegaron a Euskal Herria, ya nacimos con ellos bien afincados en el panorama musical vasco, es por ello que desde siempre nos ha llamado la atención este tipo de música. Aunque el documental no solo narra la historia de esta música, ya que también nos centramos en la presencia que tiene hoy en día esta música aquí.

¿Cómo trata la llegada de estos ritmos jamaicanos a Euskal Herria y su mezcla con el punk y el RRV?

Varias voces hablan de los porqués de la llegada de esta música a Euskal Herria y de la importancia que tuvo el Rock Radikal y el punk. A lo largo del documental se narran las conexiones que tuvieron los trabajadores emigrantes jamaicanos con la música, por aquel entonces más underground, del panorama europeo y cómo de ese mestizaje se crean nuevos ritmos que acaban calando en la música vasca.

¿Qué grupos son la base que les permiten iniciar este viaje visual y tropical?

Somos conscientes de que fueron muchos los grupos que por aquellos años se atrevieron a dar el paso a nuevos ritmos, pero grupos como Hertzainak, Potato, Skalariak o Akatz son clave en nuestro documental.

El término Euskadi tropikal (con la k de la época), fue un término surgido entre Karra Elejalde y Hertzainak y difundido por medios como «Egin», pero ni el conocido actor ni la banda estaban por ser cabeza de ningún movimiento. ¿Cómo han salido de este punto?

Mencionamos un par de veces el concepto de Euskadi tropical, algo que a nosotros nos pilla ya algo lejos, como un movimiento que tuvo bastante potencia en su día. Pero no entramos a analizarlo a fondo.

Cabe imaginar que Gasteiz es parte del meollo del inicio, la ciudad más tropical. Y Potato el eje central de esos años tanto por la aportación musical como por la visión, con Pedro Espinosa como gestor intelectual del asunto con sus letras y trabajo.

Gasteiz fue uno de los lugares clave para estos ritmos. El hecho de que una ciudad con un clima tan marcadamente frío fuera lugar clave para ritmos tropicales es algo que a nosotros, personalmente, nos llamaba mucho la atención. Puede que los vitorianos se cansaran de tanto frío y buscaran la “tropicalidad” mediante la música. Como bien dice el gran Pedro Espinosa “en Vitoria hace un frío que pela, hay hasta quien dice que parece Siberia”, en el tema «Para calentar» de Potato.

¿Han logrado suficiente material gráfico de época para ambientar o complementar el documental en su globalidad?

Sí tenemos bastante material de archivo en el documental, donde se pueden ver imágenes de viejos conciertos e incluso imágenes del viaje que Potato hizo a Jamaica en 1984, entre otras. Existe más material de la época, pero en manos de empresas privadas y dueñas de los derechos, por lo que no hemos tenido acceso a ese material.

¿El documental aporta un aspecto instructivo entre imágenes, narración y diversas declaraciones?

Sí, tiene cierto aire instructivo, pero quizá en especial para aquellas persona que han bailado y bailan estos ritmos, y que no saben realmente cómo llegó aquí esa música, que no es un estilo que nazca en Euskal Herria, sino que es fruto del intercambio cultural y el mestizaje de ritmos.

«Sound of roots» aborda la repercusión del reggae y el ska desde su implantación en Euskal Herria hasta el presente, ¿complejo promediar?

Todos los nombres que forman parte de este proyecto aportan, cada uno en su medida y en su época. No podemos compararlos entre sí ya que el documental trata diversas temáticas. Si hablamos de la historia, sin duda Josu Zabala, Pedro Espinosa, Juantxo Skalari y Akatz, pero también hemos querido centrar este trabajo en dar voz y ponerles cara a los grupos que hoy en día siguen trabajando estos ritmos. Por otro lado también, es muy interesante el aporte que ofrecen Arrate Morales e Irene Vila, que centran en una conversación entre ellas el enfoque del papel de la mujer dentro de este movimiento.

¿Se ha podido reflejar algo de la escena reggae de Ipar Euskal Herria?

Sabemos que existen grupos que pueden aportar muchísimo a esta temática en Ipar Eskal Herria como pueden ser Skunk o Doktor Deslai, pero por desgracia no nos ha sido posible incluir a ninguno en el documental. Al trabajar en un marco universitario, los plazos se nos dieron de antemano, por lo que muchas voces que nosotros queríamos incluir se han quedado fuera por estas barreras temporales.

Ska y reggae provienen de Jamaica, pero aquí en muchos casos se optó por un ska más acelerado, quizá por la presión del rock y la influencia del punk tanto local como británico.

En el documental tenemos en cuenta tanto la versión acelerada del ska, seguramente a causa de esa mezcolanza con sonidos rock y punk, como la versión más clásica o más roots. Se les da voz a grupos de ska más acelerado como Zartako-K, pero también a los más fieles a las raíces de esta música como son Akatz o Siroko.

Cierto ska de la actualidad es un seudoska, pero muy popular, ¿les ha interesado esta vertiente o la han visto con cierta perversión de la esencia del estilo?

Como bien dice Juantxo Skalari: «No quiero que la gente se quede con el término facilón de esta música». El ska es una música muy potente, como muchísima historia y no hay que olvidarse que, en cierto modo, es el padre de todos los géneros jamaicanos. No podemos hablar de reggae sin hablar de ska, no podemos hablar de dance hall sin hablar del ska. En nuestro documental partimos de esa base para hablar de los géneros musicales diferentes que han nacido de un ritmo tan rico, tanto de los que mantienen esa esencia antigua como de los que la usaron como base para nuevos ritmos.

El reggae, sin embargo, vive horas bajas, con pocas bandas inclinándose por la pureza del estilo y su dulce vaivén.

No creemos que el reggae viva horas bajas, y menos en Euskal Herria. No hay más que fijarse en los carteles de fiestas de cualquier tipo ya sean gaztetxes, txosnas, salas de conciertos o cualquier tipo de acto. Hay mucho reggae ahora mismo en escena.

¿Pero el presente no es tristón? ¿Quizá solo con Akatz y Revolutionary Brothers como mayores o únicos dinamizadores?

En absoluto. En Sound Of Roots nos habla Davy Dav Daouda, fundador y dueño de la sociedad jamaicana New Kingston en Gasteiz. Nos narra cómo sí que hay un movimiento bonito, un interés por parte de la juventud y un conocimiento por parte de los veteranos sobre toda esta música y este movimiento. Bandas vitorianas como Green Valley [Barcelona-Gasteiz], que también forman parte del documental, están actuando por todo el mundo y siendo cabeza de cartel en importantes festivales como es el Rototom Sunsplash (Valencia) o el Jamming Festival (Colombia).