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El expresidente de Aretxabaleta dice que se quemaron las facturas

El ex regidor-presidente de la Junta Administrativa de Aretxabaleta, un concejo situado al sur de Gasteiz, se sentó ayer en el banquillo de los acusados por un delito continuado de «apropiación indebida». Según explicó ante el juez, algunas facturas se quemaron en 2008 y el resto desaparecieron tras un robo en la agrupación deportiva.


En 2004, la Junta Administrativa de Aretxableta, un pequeño concejo situado al sur de Gasteiz, ingresó 1,5 millones de euros por la venta de una finca a una promotora. En 2014, diez años después, solo quedaban 167 euros en la cuenta, administrada por el ex regidor-presidente, Miguel Acedo, que ayer fue juzgado por un delito continuado de «apropiación indebida». La Fiscalía, que pide seis años de prisión, le acusa de haber dispuesto de 545,454 euros a su favor o en favor de terceros.

En la vista, Acedo, que presidió la Junta Administrativa desde 1999 hasta 2014, trató de defender su inocencia y afirmó que las facturas que justificaban los gastos realizados durante aquellos años se quemaron en 2008, cuando se incendió el Centro Social. «Y en el 2013 hubo un robo en la agrupación deportiva y se llevaron los justificantes que había allí», añadió tras indicar que muchos pagos se hacían en mano, «porque siempre se había hecho así».

Según explicó, el dinero que se extrajo de la cuenta fue para sufragar el gasto de las actividades socio-culturales, de los equipos deportivos, de las fiestas patronales y de las obras que se hacían en el pueblo. Cabe destacar que, durante su mandato, el concejo pagó cenas y viajes a vecinos –uno de ellos a Eurodisney–, y gastó miles de euros en eventos. Se contrató, por ejemplo, a Marianico el Corto, a Mari Carmen y sus muñecos y a los Hermanos Calatrava.

El dinero salía de Acedo

Los testigos que comparecieron en la vista reconocieron que la Junta Administrativa organizaba una nutrida agenda de actividades. Pese a tener poco más de 300 habitantes, los responsables del concejo pagaron durante años cursos de informática, gimnasia de mantenimiento y clases de flamenco. Y los miembros de la asociación de vecinos solo tenían que solicitar el dinero a Miguel Acedo para poder comprar material. «Siempre se le pedía dinero a él, y el dinero salía de la Junta», señaló la hermana del acusado, que fue presidenta de la asociación.

Otro de los testigos, amigo de Acedo, reconoció que el imputado le entregó dinero para ir a comprar gasoil o grapas para la moqueta que instalaban en fiestas. «El dinero lo entregaba en mano y a veces no le dabas ticket porque ibas con alguna cerveza de más, y a veces incluso te quedabas las vueltas», dijo.