Polonia, 1990. El año del deshielo amoroso

Una de las pocas películas que se libró de la quema en la pasada Berlinale fue “Estados Unidos del Amor”, del polaco Tomasz Wasilewski. Es más, si el resto de títulos a competición hubiera mostrado un nivel parecido, entonces habríamos hablado de un concurso memorable. Lo que nos propone aquí este joven cineasta es un retrato coral de su país natal en el convulso 1990. Con la Unión Soviética desplomándose, Polonia inicia su particular entrada en el capitalismo, sistema que viene acompañado por extraños aparatos como el VHS, y aún más extraños conceptos como el deshielo en las relaciones familiares y/o amorosas.

Los tótems sagrados sobre los que se construyó la sociedad, se derrumbaron y dejaron, tras de sí, un mar de posibilidades que algunos vieron con miedo, y otras con ilusión. Con la precisión de un cirujano y la sensibilidad de un poeta, Wasilewski actualiza el discurso ético y estético del maestro Kieslowski, planteando un estiloso y a ratos conmovedor choque de trenes. Por una parte, las lecciones adquiridas por contrato social; por otra, las preguntas levantadas como individuo inquieto. Dos fuerzas cuya fricción, a lo mejor, producirá el amor.