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SAN FERMÍN

«Me vieron negro y querían comprarme la mitra»


Siendo tan conocido, ¿consigue camuflarse y disfrutar de las fiestas con un cierto anonimato?

No es fácil, pero me las apaño divinamente. Eso sí, dos mozos recién salidos de los toros me confundieron con uno de los negros que venden cachivaches en las fiestas y estaban empeñados en comprarme la mitra y el báculo. Afortunadamente apareció una chinica con unas flores y pude escabullirme.

Usted que ha conocido tantos sanfermines, ¿qué le parecen las fiestas?

Unos días muy bonitos y para disfrutar, aunque eso sí, con cierta precaución y sin perder la cabeza con el alcohol. A mí ya me la cortaron en Amiens y no es plan de seguir mi ejemplo al pie de la letra para acabar con la resaca.

¿Le molesta que algunos puristas consideren su martirio menos sanferminero que el de su colega San Saturnino, muerto al ser arrastrado por un toro?

Ya sabemos que en esta ciudad siempre hay gente con ganas de sembrar cizaña. Pero lo cierto es que nos llevamos muy bien, a pesar de que Saturnino algunas veces se pica porque mucha gente piensa que yo soy el patrón de la ciudad y no él. Hay un poco de Messi y Cristiano entre nosotros

¿Cómo lleva eso de vivir en alquiler en una iglesia de la que el verdadero titular es San Lorenzo?

No me quejo, porque la verdad es que soy el que recibe más visitas. Y por si fuera poco, me acaban de pintar la capilla, así que, encantado. Por si acaso, para limar asperezas, a veces invito a San Lorenzo a una barbacoa, porque pocos colegas valoran como él una buena parrillada.

¿Y el cambio de párroco?

Santos Villanueva se ha ido a Cuba. Nunca se ha sabido bien por qué, pero cuentan que puso pies en polvorosa porque le perseguía una banda de rumanos con el pito enhiesto. No le echaré en falta.