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Europa League

Y después de todo... ¡Viven!

Los leones protagonizan una pachanga en la que Iago y el arraque final de Susaeta les regaló un punto.


öSTERSUND 2

ATHLETIC 2

 

«En fútbol puede ganar el equipo que menos tiene la pelota, el que menos chuta… se puede ganar hasta sin chutar porque el rival puede meterse un gol en propia puerta».

Andoni Zubizarreta

En los años sesenta, Peñarol heredó el cetro del Real Madrid, el gran equipo de la década anterior. Los uruguayos levantaron por dos veces la Copa Mundial de clubes y fueron tres veces campeón de América. Cuentan que cuando la primera escuadra del mundo salía a la cancha, sus jugadores advertían a los rivales: «¿Trajeron otra pelota para jugar? Porque esta es solo nuestra». El bisoño y desconocido Östersund pareció ayer el Peñarol de Montevideo, dueño absoluto del balón, que arrolló a un Athletic ridículo, sonrojante, ruinoso, a merced de su rival durante casi los noventa minutos de partido, y al que solo un regalo adelantado de Papa Noel le privó de una derrota de la que fue merecedor. Porque si bien lo que queda es ese punto rescatado a última hora merced a un arranque de rabia de Susaeta, el gol de Williams en el minuto 88 no puede esconder, ni debería, la vergüenza ajena vivida gracias a unos jugadores y un entrenador cuyas palabras en la previa del partido suenan hoy a tomadura de pelo a la afición. Es evidente que no lo hicieron adrede, pero lo visto sobre el ‘tapete’ sueco no tiene ni nombre ni excusa. Y lo peor es que los avisos de que este equipo no carbura van siendo varios y no descartemos una temporada que se puede hacer muy larga...

La Real Academia de la Lengua Española recoge que el término ‘pachanga’ significa, literalmente, «partido informal de fútbol o baloncesto que se juega en una sola portería o canasta». Es lo que sucedió ayer. Un partido que se jugó en una sola portería, la de un Iago Herrerín desesperado, que sostuvo vivo al equipo en la primera mitad gracias a tres o cuatro paradas de mérito y el desacierto de los anfitriones, pero que acabó desmoralizado ante el acoso y derribo al que fue sometido.

El 0-1 de la primera mitad, después de que Aduriz aprovechara un regalo del portero local, balón peleado mediante por Córdoba, no hacía justicia a lo visto. Un espejismo. Un conjunto nórdico que desarboló por completo al bilbaino; un técnico inglés que le dio un repaso táctico a su homólogo navarro, que queda muy tocado en su crédito ante la afición; una pachanga en la que el 176º del ránking UEFA parecía el Athletic. Y si la primera mitad fue monocolor, la segunda fue como para orinar y no echar gota. Iago erró en el empate, que para eso es humano contagiarse, de Laporte en esa jugada, y no pudo evitar el 2-1, pero sí detener solo ante el peligro el vendaval sueco. Fue hasta que Susaeta tiró de amor propio, tuvo el empate en el 85 y prendió la jugada del 2-2 casi sobre la bocina. Y después de todo ¡viven! Pero, ¿hasta cuándo?

 

Kuko no le encuentra explicación: «Un paso atrás»

Kuko Ziganda no se explicaba lo sucedido. Los porqués. «En cuanto a juego, dominio, el punto es bueno, pero a partir de ahí no nos vamos contentos ni por no ganar ni por el partido, ha sido un pequeño paso atrás, y pensando en eso en dónde estamos y queremos ir nos vamos decepcionados». Insistió en que «no hemos estado cómodos, siempre llegando tarde, imprecisos, ellos acertaban en todo, y nosotros muy parados, reaccionando despues de, nunca antes de... Hasta el final no nos hemos soltado, ellos también han bajado el físico, pero hemos estado fuera del partido durante los 75 minutos primeros. Han sido superiores en todas las fases». No sabía decir la razón, Ziganda añadió que «ellos han estado muy cómodos, y nosotros a remolque de todo, sin balón y con balón, hemos estado fuera del partido muchísimo tiempo, pensando mucho y reaccionando tarde. Ellos han disfrutado mucho del partido y nosotros nada». En definitiva, «tristes porque tenemos más de lo que hemos dado hoy». Y es que, confesó, «no estamos siendo todo lo regulares que podemos ser, nos cuesta darle continuidad al juego del equipo y claro que nos preocupa, somos conscientes de ello. Lo cierto es que me preocupa mucho. Hemos dado un paso atrás», asintió.J.V.