Asier Agirre se reconcilia con el Labrit y la pelota

El de Arrotxapea demostró tener la piel más curtida que Peña en los momentos calientes y se llevó el título

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PEÑA II 20

El dos paredes con el que Asier Agirre cerró una trepidante y emocionante final del Cuatro y Medio de Promoción va mucho más allá de la txapela, e incluso de la golosa oportunidad de poder medirse a la elite de este deporte en el próximo acotado de Primera. La victoria de ayer supone al de Arrotxapea la confirmación de que todo ese sufrimiento vivido desde que debutara en junio de 2013 ha merecido la pena. De paso, hizo las paces con ese Labrit que le vio dar el salto, pero en el que, del mismo modo, también tuvieron lugar gran parte de esa serie de lesiones que lo han tenido más tiempo fuera de las canchas que completando su progresión. Ayer la Bombonera vibró y disfrutó con él, también con un buen Jon Ander Peña, sobre todo en las localidades más altas, pero solo había una txapela, que se quedó en casa.

Y lo hizo, básicamente, porque el pelotari navarro demostró tener la piel más curtida ante las adversidades y exhibió algo más de poso en los tantos calientes de una final que discurrió a rachas –ambos se hicieron mucho daño con el saque– y que no se decidió hasta el último pelotazo.

Peña arrancó mejor

Y como en una especie de recordatorio de lo que ha sido su carrera, el partido comenzó muy cuesta arriba para el pelotari navarro, al que un Jon Ander Peña muy enchufado le endosó un 0-6 de comienzo. Con tres saques e imprimiéndole mucha velocidad a la pelota, el tolosarra tuvo un arranque de partido muy esperanzador.

Sin embargo, un pelotazo que se le escapó al colchón de arriba le dio el saque y, por consiguiente, la oportunidad de agarrarse a la final a un Asier Agirre que no la desaprovechó. El de Arrotxapea también hizo daño con el primer pelotazo y dos saques consecutivos le dieron su primera ventaja en el 7-6.

Con su pelota, el favorito para la cátedra, que ya había ganado en Barcelona a Peña en la liguilla, entendió que sus opciones pasaban por acercar lo más posible el juego al frontis y, a poco que lo consiguió, fue adquiriendo ligeras ventajas. La mayor, tras otro saque, en el 14-9, justo después de una polémica jugada en la que los jueces no vieron que el pelotazo de Agirre había pegado en la chapa.

José Luis Peña, padre y botillero de Jon Ander, logró que no se saliera del partido y la lucha del tolosarra en defensa en un tanto que tuvo perdido lo devolvió a la final, llegando incluso a empatar a 18. Sin embargo, lo que no pudo hacer el ex manista beasaindarra fue minimizar los errores de su primogénito, que le terminaron condenando.

«Para mí es el día más grande»

Asier Agirre no podía, tampoco tenía por qué hacerlo, ocultar su alegría tras obtener su primera txapela como profesional. «Para mí es el día más grande de mi carrera, delante de mi gente, con el Labrit lleno... ha sido perfecto».

El de Arrotxapea reconocía que en estos tres años ha tenido muchos malos momentos por culpa de las lesiones, «pero también ha habido buenos y este es el mejor, por lo que me toca disfrutar». Ese era, en ese momento su mayor deseo, ya que lo de competir en el campeonato de Primera «es algo que todavía tengo que asimilarlo, toca disfrutar de la txapela y el año que viene ya vendrá».

En su análisis del partido, cree que la clave pudo estar en que «he sabido tener la cabeza fría en los momentos decisivos. Ha sido un partido de rachas, en el que ambos nos hemos hecho daño con el saque, no he restado a gusto». La txapela se la dedicó a «mi gente», especialmente a su amona, hospitalizada.J.O.