CADA CONFLICTO TIENE SU PROPIA RECETA DE RESOLUCIÓN Y SU PROPIO DDR

DESARME, DESMOVILIZACIÓN Y REINTEGRACIÓN (DDR) ES UN CONCEPTO ACUñADO POR LA ONU PARA PROPICIAR LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS. PERO NO EXISTE UNA ÚNICA RECETA; LA METODOLOGÍA Y TERMINOLOGÍA DEBE SER ADAPTADA A CADA CONTEXTO, PORQUE NO HAY DOS PROCESOS IGUALES. LA CLAVE ESTÁ EN LA INNOVACIÓN.

Expertos y protagonistas de los procesos de paz en Irlanda del norte, Colombia, Filipinas y República Democrática del Congo debatieron en Donostia sobre la aplicación del concepto DDR (Desarme, Desmovilización y Reintegración) como mecanismo de resolución de conflictos armados. Lo hicieron en una nueva cita de Hitzorduak organizada por el Foro Social en el campus de Ibaeta de Donostia.

Aaro Suonio participó en la Comisión Internacional de Desmantelamiento (1997-2011) para el norte de Irlanda. También ha asesorado en procesos como el de Filipinas y Euskal Herria.

«En Irlanda del norte nunca se llamó oficialmente DDR, pero se aplicó bajo esa óptica. Requiere de un contrato socioeconómico que facilite la reintegración, de confianza entre las partes y de seguridad. La voluntad política es esencial. Pero, estos requisitos no siempre se dan en este orden», recordó Suonio.

«Es uno de los procesos más exitosos. Dos gobiernos soberanos, el británico e irlandés, se pusieron de acuerdo y dieron su máximo apoyo al proceso. Fue vital también la participación de los exprisioneros; no se puede excluir a nadie. Hubo también una especie de disciplina en las comunidades –su implicación fue imprescindible– y un compromiso con la reintegración de los excombatientes», añadió. «El IRA una vez que dio las armas jamás dijo que dejaba de existir. Llamó a todos sus militantes para que parasen sus actividades. No hubo una disolución», añadió. «En el País Vasco la sociedad ha hecho suyo el concepto del DDR y le ha dado legitimidad al proceso sin el apoyo del Gobierno español, pese a que debería de haberlo porque hacer la paz es una cuestión de democracia», concluyó.

Cara a cara con las FARC

Desde Colombia, Omar Cortés, capitán de navío retirado de la Armada colombiana, expuso su cara a cara con guerrilleros de las FARC en la mesa de conversaciones de La Habana, en concreto, en la subcomisión técnica integrada por militares de alto rango y guerrilleros para diseñar el modelo de cese del fuego bilateral y definitivo.

«Antes de ir a La Habana, configuramos una mesa asesora para revisar los diferentes procesos DDR que se han dado en el mundo y extraer lecciones. En Colombia, optamos por utilizar el término dejación de armas en vez de desarme porque eso le permitía a la contraparte mantener la dignidad. Entendimos que teníamos que diseñar un modelo hecho a la medida de los colombianos; de colombianos para colombianos».

«Recuerdo la primera vez que saludé a Joaquín Gómez –negociador y miembro del Secretariado de las FARC–. Fue un saludo muy cordial y respetuoso. Era la primera vez que militares y guerrilleros se sentaban juntos en una mesa de negociación. Tuvimos discusiones muy acaloradas pero siempre en un marco de respeto y de reconocimiento de la contraparte en el campo de batalla. Compartíamos la experiencia de haber combatido sobre el terreno y compartíamos ciertos términos comunes entre combatientes», subrayó Cortes en su alocución.

Les llevó 84 sesiones de trabajo diseñar «el esqueleto» del cese al fuego bilateral. El anuncio llegó el 23 de junio de 2016.

Uno de los momentos «más complejos» del proceso llegó tras la victoria del «no» en el plebiscito del 2 de octubre de ese año. «El 13 de octubre tuvimos que regresar a La Habana para construir un protocolo que diera continuidad al cese al fuego y le diera tranquilidad a la sociedad colombiana. Quienes votaron en contra de los acuerdos no tuvieron ninguna objeción con el punto número 3 del acuerdo –relativo al cese del fuego– lo que evidencia que cuando algo técnicamente está bien hecho, no hay discusión», remarcó el militar retirado.

Entre los logros de la experiencia colombiana, el defensor de derechos humanos y facilitador en procesos de construcción de paz Jesús Alfonso Flórez citó «el reconocimiento de las responsabilidades y aceptación de las víctimas». Entre las dificultades, «la inseguridad física y jurídica de los excombatientes, el incumplimiento por parte del Estado y el rechazo social».

Mujeres, víctimas en Kivu

Justine Masika, presidenta de Synergy of Women for Victims of Sexual Violence, una plataforma de 35 organizaciones, puso voz a las mujeres víctimas de la guerra y de los más de 80 grupos armados activos en el norte de la provincia de Kivu.

«Hace más de 20 años que estamos en conflicto debido a la explotación ilegal de los recursos naturales, a la impunidad generalizada, a un sistema de seguridad obsoleto y a la tradición que considera a las mujeres inferiores. Tampoco se respetan los textos legales».

«Es importante ir a los territorios a hablar con los grupos armados para sensibilizarlos. Les decimos que esa mujer es la madre que lo llevó en su vientre durante nueve meses y que, por tanto, los cuerpos de las mujeres no pueden convertirse en un campo de batalla», manifestó.

«¿Qué es eso del DDR?»

Kristian Herbolzheimer, director del Programa de Transiciones de la Paz de Conciliation Resources, hizo un repaso a las diferentes terminologías –«desarme, dejación de armas, cierre de persiana, desmovilización, reintegración, reincorporación...»– empleadas en cada contexto y los objetivos del DDR: «prevenir futuros conflictos; contribuir a la reconciliación nacional y devolver la confianza entre militantes y la población».

«Todos los procesos de paz aprenden unos de otros. Siempre hay riesgo de frustración porque los cambios nunca llegan con la celeridad que necesitamos, y siempre hay más preguntas que respuestas», afirmó.

«Y lo que ahora parece imposible, tal vez, mañana no lo sea. En 2011 en Colombia era impensable que fuera a haber una negociación con las FARC y en 2014 nadie pensaba que éstas iban a participar en un proceso electoral. Debéis mirar qué desarrollos ha habido en el País Vasco que hace algunos años eran impensables. Los avances han sido espectaculares».

Véronique Dudouet, directora del programa de investigación para la transformación de conflictos de la Fundación Berghof de Berlín, fue la encargada de poner el broche final a esta jornada de debate destinada a extraer enseñanzas para el caso vasco. «El desarme y desmantelamiento de ETA debe servir para permitir avances hacia un diálogo constructivo e inclusivo sobre cuestiones humanitarias, jurídicas y sociales relativas a los presos y refugiados, así como a las víctimas. La experiencia vasca de desarme demuestra que es posible un proceso único, caracterizado por su unilateralidad –dada la ausencia del diálogo con el Estado español– inclusivo y respetuoso con los principios y estándares internacionales. Fue un desarme coordinado, transparente, definitivo y completo, verificado por observadores neutrales», destacó.

A modo de conclusión, subrayó que el concepto DDR «se inscribe en una óptica de resolución en la que no caben ni la humillación ni la claudicación». Incidió en que «los antiguos militantes deben ser considerados como aliados en la construcción de la paz. Es por su pasado violento que los excombatientes y exprisioneros son una garantía para la salida del conflicto».