2018 MAI. 04 CRÍTICA «7 días en Entebbe» Una película que repite los errores del pasado Mikel INSAUSTI Lo que más me sorprende, para mal, de “7 días en Entebbe” es que cuatro décadas después de aquellos sucesos históricos vuelvan a repetirse los errores del pasado y que todo el tiempo transcurrido no haya servido para reflexionar sobre la parcialidad con que el cine anglosajón trató todo lo relacionado con la llamada Operación Thunderbolt. La película del brasileño José Padilha, de producción británica, es más de lo mismo. Y ya no hay excusa alguna, porque ha dispuesto de una mayor perspectiva que los directores de las otras películas de urgencia que se hicieron en su momento. Me refiero al Marvin J. Chomsky de “Victoria en Entebbe” (1976), al Irvin Kershner de “Brigada Antisecuestro” (1977) o al Menahem Golam de “Operación Relámpago” (1977). Si “7 días en Entebbe” entró en la selección oficial de la Berlinale, aunque lo hizo fuera de concurso, se debió única y exclusivamente a que José Padilha ganó en su día el Oso de Oro con “Tropa de élite” (2007). El cineasta brasileño gozaba entonces de credibilidad, porque procedía del cine social de su país, al haber codirigido el documental de denuncia “Bus 174” (2003), pero en cuanto emigró a Hollywood se pudo comprobar que su predilección por los géneros de acción se identificaba más con la propaganda oficial de su nuevo país de acogida. Y dentro de esa lógica ahora no tiene ningún inconveniente en ponerse del lado del discurso sionista, ya que antes le preocupan las bajas del lado israelí que las palestinas o africanas, aun siendo superiores en número, con tal de dar la razón a quienes organizaron y ejecutaron el rescate armado del avión secuestrado, sin que importasen los consabidos daños colaterales. En lo cinematográfico también patina, porque introduce con calzador la subtrama del soldado israelí y su novia bailarina, con el único fin de hacer un montaje en paralelo durante el clímax final del asalto militar y de una coreografía de ballet.