2018 ABU. 14 CRÍTICA «Como nuestros padres» Una mujer ante su espejo Koldo LANDALUZE La cuarta realización de Laís Bodanzky se revela como un cuidado retrato humano protagonizado por una mujer colocada ante un precipicio emocional y del que pretende huir a toda costa. Para llegar a semejante punto de inflexión, la cineasta brasileña se sirve de un pulso medido a la hora de elaborar los demonios internos de un personaje –excelente Maria Ribeiro– cuya existencia dará un giro imprevisto a raíz de una noticia servida por su madre. En este punto de no retorno, la protagonista reflexionará en torno a un presente poco satisfactorio y minado por una relación conyugal vacía de emociones y una rutina laboral que amenaza con ahogarla. Si bien Bodanzky vuelca todo su empeño en seguir la estela de una mujer a la que le urge la necesidad de sentirse querida mediante ese cálido abrazo que pulverice de una vez por todas su monotonía cotidiana, en las entrañas de “Como nuestros padres” asoma la importancia que supone una relación tejida a través de la plena complicidad entre ambos sexos y el valor que conlleva el respeto mutuo. Son muchos los comentarios que critican el tono de “culebrón” que se intuye en diferentes tramos del filme lo cual, y a mi entender, no supone ningún lastre sino más bien todo lo contrario, ya que dicho género en Brasil es, además de un referente de la cultura popular, una manera de contar historias que funciona a la perfección si se sabe hacerlo bien. Tal es el caso de la forma y estilo con el que Bodanzky capta las entrañas de unos personajes colocados ante su propio espejo y que se aleja en todo momento del subrayado emocional gratuito a la hora de abordar una serie de episodios cotidianos y sentimentales que seguramente no serán ajenos a muchos espectadores. De manera simple y directa, esta crónica de anhelos y frustraciones abandera un discurso inteligente y enraizado en nuestras propias realidades.