2018 IRA. 05 Las circunstancias y los elementos Carlos GIL Analista cultural Esto es un relato verídico. Un grupo vasco, Kabia, consiguió estar programado en el Festival Internacional de Teatro de Brasilia. Recibió ayudas del Instituto Etxepare para el viaje y todo era muy bonito. Fueron a tomar su primer avión y allá empezó la desventura. Problemas con los billetes. Abrevio. Cuatro integrantes salieron en un vuelo. Seis se quedaron en tierra esperando cómo salir de allí y llegar a su destino. Lo lograron, pero con la ruta cambiada y llegaron a la capital brasileña con veinticuatro horas de retraso. Eso significa problemas de montaje por falta de tiempo. Fueron al teatro que los acogía y allí descubrieron problemas técnicos. Alguno de los cuales parecía imposible de solucionar. Cuando muy tarde llegaron las soluciones, apretaron mucho, pero tuvieron que aplazar la primera representación y la pasaron al día siguiente en la que realizaron las dos seguidas en cuatro horas. Todos estuvieron secuestrados en el teatro durante esas cuarenta y ocho horas. Vi la segunda representación en compañía de Norka Chiapusso, promotor de la iniciativa, que también sufrió retraso en su vuelo. Y ahora tengo que hacer un análisis crítico. Me pregunto, ¿tengo que tener en cuenta estas circunstancias en mi crítica? Claro. Y confirmar de paso que el teatro nunca puede ser una industria, por estas razones entre otras muchas. Es algo frágil, cada actuación es un prototipo, y el factor humano es imprescindible. Hay que aplaudir el hecho de que hicieran las dos representaciones salvando todas las circunstancias adversas y luchando contra los elementos.