2018 URR. 10 El bramido de la sirga Carlos GIL Analista cultural He pasado unos pocos días en Manresa, en su Fira Mediterrània, que empezó siendo un lugar para las artes populares y folclóricas y que ha ido ampliando su espectro, aunque prevalece un espíritu dedicado a la búsqueda de las raíces de muchas de las artes de exhibición. Catalunya tiene tradición en danzas populares, castellers, músicas diversas y fiestas con elementos icónicos que se transforman en significantes estéticos que trascienden lo folclórico. El espectáculo inaugural de esta edición correspondió a Kukai Dantza Taldea y su magnífico “Erritu” que crearon junto a Sharon Fridman. La representación se hizo en un marco realmente incomparable: La Seu. A la organización le costó convencer a la autoridad religiosa su cesión, pero fue un momento mágico. La evolución de una danza popular, que a base de cruces con otros lenguajes ha logrado una impronta superior. Kukai es un modelo de grupo, de trayectoria artística, de gestión y uno de los grupos que están en los mejores festivales estatales e internacionales. Por eso, cuando escucho el bramido de la sirga en un espectáculo, o veo una serie cuya música de fondo tiene a la txalaparta como fundamento, entiendo que saber de dónde venimos, partir de una raíz reconocida por el entorno, es una de las mejores maneras de llegar a lo universal. Alicia Alonso nos contó en Bilbao cómo el ballet clásico partió de los fundamentos técnicos de la danza vasca. Consideremos a lo de siempre, como lo más actual y la base del mañana reluciente.