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JO PUNTUA

Espejo del alma


Siempre se ha dicho que la cara es el espejo del alma, y en estos días que han seguido a las elecciones andaluzas hemos tenido oportunidad de comprobarlo. Y así Susana Díaz se proclamaba ganadora de las elecciones, pero su careto dejaba traslucir el batacazo recibido que, muy probablemente, va a costarles a ella y al PSOE la perdida del Gobierno de su principal capital político y caladero de votos, tras cuarenta años de hegemonía.

También Moreno Bonilla y el PP sufrieron una grave hemorragia de votos, pero ha querido la fortuna que muchos de ellos hayan ido a parar a los que están aún más a su derecha, por lo que es probable que encabecen el Gobierno de la Junta. Por eso su cara, lejos de reflejar las moraduras por el hostión recibido, aparentaba que había ganado las elecciones de los Estados Unidos, flanqueado siempre por el Súper Máster de la Juan Carlos I, que también sonríe con gesto de vencedor. Han tenido una sangría de votos, pero las alianzas pueden permitirles gobernar tras muchos años de sequía, por eso su gesto de vencedores, porque no les importan los votos sino el poder. Ya han olvidado lo de que siempre debe gobernar la lista mas votada.

¿Y la cara de Abascal? Dura, impasible el ademán. Cuando en nuestra infancia nos comían el coco con la historia de España, nos explicaban que la Reconquista se inició en el año 722 con Don Pelayo en la batalla de Covadonga y culminó en 1492 con la toma del Reino de Granada por los Reyes Católicos, que luego se dedicaron al negocio de los viajes a América y su expolio. Ahora, Santiago y cierra España Abascal explica que la Reconquista ha empezado por el sur. Ni autonomías, ni Ley de Violencia de Género, ni inmigrantes, ni memoria histórica… La Reconquista para alcanzar la España una, grande y libre. De momento la corbeta Infanta Elena (¡!) ya se ha colocado frente a Gibraltar atronando el espacio con los sones del chumpa chumpa, ante la perpleja mirada de los monos que vieron perturbada su hora del «english tea». En España empieza a amanecer con el patrocinio del Ku Klux Klan.