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Los jueces de «La Manada» ven cuatro recursos por un abuso con sumisión química

La Sección Segunda votó ayer sobre cuatro recursos en torno a una presunta violación múltiple en Iruñea en la que la juez aprecia que se drogó a dos jóvenes, pero considera que los acusados no se dieron cuenta.


Los tres jueces que juzgaron el caso de «La Manada» estuvieron reunidos ayer para votar y fallar sobre cuatro recursos en torno a otro polémico caso. En esta ocasión, se trata de una presunta violación en la que se usaron químicos para doblegar la voluntad de dos jóvenes. La juez admite que se empleó alguna sustancia «tipo burundanga», pero que los acusados no se dieron cuenta de que las jóvenes estaban bajo los efectos de dicha droga. Y eso, a pesar de que ambas jóvenes acabaron en el hospital con lesiones y uno de los autores de los hechos se jactaba después en mensajes a sus compañeros de haber defecado encima de una.

Concretamente, los jueces vieron dos recursos presentados por la defensa y otros dos de la acusación particular que reclama la citación de un tercer investigado, policía foral, y la no admisión de Instituto Toxicológico y diversos informes técnicos sobre los químicos empleados y su sintomatología.

Los hechos sucedieron hace dos años. Las jóvenes, que estaban en un bar de Alde Zaharra, no recuerdan nada desde las dos de la mañana hasta el mediodía del día siguiente, cuando se despertaron en un piso desconocido. En aquella vivienda también estaban los investigados, aunque faltaba el foral. Testigos las vieron besarse en el bar con ellos, pero ellas sin embargo tampoco recuerdan eso.

Cuando acudieron al hospital por molestias a raíz de las relaciones mantenidas, a una de ellas se le encontraron fuertes moratones en el cuello y una fisura en la costilla. Las lesiones de otra provocaron que se activara el protocolo en el hospital por un posible delito sexual.

La juez Inés Hualde, titular de Instrucción Número 1, se negó a procesar a estos acusados alegando que en los vídeos en que se las ve encontrarse con los investigados no se aprecia que tuvieran dificultad para moverse o lo hicieran de forma anormal. Y subraya que no hay indicios de que los investigados les hubieran suministrado la droga. Aun con todo, la juez ve creíble que las jóvenes no quisieron realizar esas prácticas y no ve «motivos espurios para la denuncia». Para la juez los mensajes de whatsapp que se cruzan después los tres amigos resultan «soeces» y dice que «reflejan un nulo respeto» hacia las denunciantes, pero no considera que eso suponga un indicio probatorio de un ataque contra la libertad sexual. Algunos de estos mensajes, además de vejaciones, reflejan un claro contenido violento: «Te quieres poner en forma para pegarle a la tía esa si vuelves a verla (...) ahora lo que quieres es reventarla a puñetazos, no? Te quieres poner en forma para matarla».

Además de no recordar nada de lo sucedido hasta despertarse en aquel piso, ambas jóvenes sufrieron episodios de paranoia los días siguientes, que achacan a la sustancia química.