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JO PUNTUA

¿Transferir cárceles?


El Gobierno vasco pide al español transferencias penitenciarias. Transferir infraestructuras, funcionarios y, como no, dinero. No se plantea un radical cambio en el modelo de prevención y lucha contra el delito. Tal y como se hizo con la policía, se reproduce el mismo patrón. Cambian los rótulos, se maquillan las mazmorras para hacer lo mismo de siempre. Por un lado, penar una parte ínfima de los delitos que supone criminalizar la pobreza, la drogodependencia, la migración forzada o la disidencia. Por otro, ocultar y exculpar a quienes perpetran la gran mayoría y los más graves delitos, a pesar de que el carácter selectivo de la acción del sistema policial y de justicia criminal no los registre en sus estadísticas, porque no los percibe ni persigue. Pero, sobre todo, hacer que muchos vivan del negocio de tener encerrados, desesperados y torturados a unos pocos pringaos. Unos chivos expiatorios y otros cabezas de turco de la barbarie del ilegalismo.

No es cuestión de transferir edificios o funcionarios, sino presos residentes aquí o con arraigo. Crear un sistema de ejecución de orientación social cuyo objetivo sea que también, a ese porcentaje residual de delitos que representa la delincuencia convencional, le llegue la bula penal del abolicionismo del que disfrutan la mayoría de delincuentes, aquellos que tienen medios y poder para librarse de la aplicación del Código Penal. Para ello, y para preservar la propiedad privada, crearon su derecho penal burgués.

Las transferencias carcelarias tendrían sentido si la finalidad fuera cerrar las cárceles ubicadas aquí. Para ello resulta necesario abrir el debate sobre qué modelo de policía y de justicia queremos para luchar contra la criminalidad. Podemos desarrollar políticas y programas que ya han sido estudiados y ensayados por universidades y entidades que trabajamos en la acción colectiva de apoyo a personas presas, expresas y sus familias. Más importante que cambiar el Código Penal o que transferir cárceles, es sustituir el modelo actual de justicia punitiva clasista, patriarcal y racista por un modelo de justicia restaurativa y social. Estamos a años luz.