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DOBLES VIDAS

Todo cambia tan deprisa que cada vez nos vamos haciendo más vulnerables


Al igual que a la mayoría de los nacidos en el pasado siglo, a Olivier Assayas le confunden e inquietan los avances tecnológicos que provocan cambios forzosos en nuestras vidas, tanto en el trabajo como en las relaciones personales. Por eso su filmografía oscila entre la reflexión sobre el arte y la cultura que agonizan, frente a las nuevas formas de expresión y de comunicación que inundan el ciberespacio. Algunas de sus películas pueden parecer clásicas como “Las horas del verano” (2008), y otras, en cambio, como la reciente “Personal shopper” (2016) futuristas. Y ahora nos llega “Dobles vidas” (2018), que sitúa al cineasta francófono justo en medio de dicha encrucijada, antes de emprender una nueva etapa en Hollywood con el thriller protagonizado por Sylvester Stallone “Idol’s Eye”, y otro proyecto más sobre presos políticos cubanos en los Estados Unidos acusados de espionaje, titulado “Wasp Network”.

La experiencia enseña que no todo vale con tal de subirse al carro del progreso, porque no siempre lo que es una innovación tecnológica viene para quedarse. Esto le ocurre al editor de libros interpretado por Guillaume Canet, quien observa que hay un público que se resiste a renunciar al papel, lo mismo que ocurre con la prensa escrita, y que el libro electrónico no termina de imponerse. Assayas iba a titular inicialmente la película “E-book”, pero le sonaba demasiado técnico y explícito. Luego se presentó en la Mostra de Venecia como “Non-fiction”, hasta llegar finalmente a “Doubles vies”. Son dudas que emanan de los propios personajes de esta comedia de transición.

Nunca se había decantado tanto por el humor, pero fue a inspirarse en el Éric Rohmer de “El árbol, el alcalde y la mediateca” (1993) para escribir diálogos divertidos para el triangulo del editor, su mujer actriz (Juliette Binoche) y el amigo escritor (Vincent Macaigne).