2019 EKA. 21 DE REOJO Cierzo Raimundo Fitero Sopla el cierzo. Mi abuela decía, «me pica el culo, cierzo seguro». Pues a muchos les pica el culo, las nalgas, los sobacos y el hipotálamo. Los del trifacio ya tienen donde colgarse, su clavo ardiendo, para ir despistando sobre su vergonzante pacto para repartir sillones, poltronas y millones de euros para convertirlos en estómagos agradecidos ultras. Como parece ser que el PSN no quiere desaparecer y ha llegado a acuerdos en Nafarroa para que no todo sea caspa, trogloditas y reaccionarios navarreros en los poderes locales y en el gobierno, se ha desatado el cierzo político, esa cosa que vuelve loca a Inés Arrimadas, cada día más excitada, como si compartiera polvera con su jefe, que tiene un rollo insoportable. Los dos hablan demasiado, los dos dicen la misma mierda. Siguen en campaña, siguen insultando. ¿Alguien se cree a estos farsantes espídicos? Quien no haya estado bajo los efectos del cierzo, le puede parecer que se trata de una licencia eólica que influye poco, pero marca carácter. En las personas, el paisaje, la ganadería y la huerta. Este conjunto de rasgos culturales se convierte muchas veces en una ideología, que en la zona más barrida por este viento acostumbra a dar políticos muy cavernícolas. Miren los currículos. Y ahora resulta que viendo la vida desde la reconquista que han emprendido, ha surgido, otra vez el problema Navarra. Como algún patxaran. Atentos porque el cierzo va a arreciar. Por cierto, ayer decía que un tribunal de apelación francés había concedido la libertad condicional a Josu Urrutikoetxea por su situación médica. A las horas, una orden europea cursada por la Audiencia Nacional ha abortado ese acto de justicia humanitaria y perdón por el oxímoron. Todo muy coordinado. La injusticia española es lenta para juzgar a los ladrones de la banda de Casado. Contra vascos y catalanes es de una celeridad asombrosa.