El conflicto árabe-israelí se recrudece en la vida cotidiana de la ciudad de Jerusalén

Con su segundo largometraje “Los informes sobre Sarah y Saleem” (2018) el cineasta palestino Muayad Alayan triunfó en el festival de Rotterdam, obteniendo el Premio del Públio y el Premio Especial del Jurado para el Mejor Guion, escrito por su hermano Rami Musa Alayan. Antes había realizado “Love, Theft and Other Entaglements” (2015), donde a traves de la anécdota de un ladrón de coches árabe que se encontraba en el maletero de un vehículo robado a un soldado israelí ya reflejaba cómo el conflicto árabe-israelí afecta a la vida cotidiana en cualquiera de sus aspectos, contaminándolo todo.

Dicho estado crítico de las cosas se vuelve más caótico e inhumano en la ciudad de Jerusalén, sobre todo desde el reconocimiento oficial hecho por el presidente Trump. La administración local está en manos israelíes, por lo que a diario se inventan denuncias contra la población árabe, en un lugar en el que la división interna se extiende a los dos lados de la ciudad que separan a ambas comunidades. En “Los informes sobre Sarah y Saleem” (2018) el Saleem del título es un repartidor árabe que vive en el lado Este y Sarah la dueña judía de un cafe situado en el lado Oeste.

Los problemas para Saleem, interpretado por el actor Adeeb Safadi, se disparan debido a que es el amante en secreto de Sarah, cuyo marido es oficial del ejército israelí. Para no levantar sospechas mantienen encuentros furtivos en la parte trasera de la furgoneta del repartidor. La situación estalla cuando en Belén sla pareja se ve involucrada en un pelea dentro de un bar de copas. La inteligencia palestina le investiga entonces por si se dedica a la trata de blancas, mientras que para las fuerzas de seguridad israelíes es un infiltrado que ha captado a una ciudadana judía con fines conspirativos. Saleem entrará en una desigual batalla judicial, que no es sino la recreación de un hecho real.