2019 URR. 08 CRÍTICA «Asto erregea» Un rey no es rey por voluntad divina... Koldo LANDALUZE Aziz Jindani ha logrado con “El rey burro” que, por primera vez, nuestra cartelera acoja un título pakistaní. Un logro cuanto menos merecido si se tiene en cuenta las virtudes que incluye este título salpicado de dobles lecturas y que tras su chispeante y colorista fachada, se revela un producto juguetón y con cierta mala leche. Para empezar y consciente de sus limitaciones técnicas, la película aboga en todo momento por otorgar un gran peso específico a unos personajes muy reconocibles en sus perfiles y a un encadenado de situaciones divertidas y salpicadas por números musicales que nos recuerda en gran medida a las coloristas coreografías provenientes de Bollywood. Para empezar, el filme parece reirse de la producción Disney “El rey león”a la hora de presentarnos a un monarca leonino que quiere jubilarse y delegar en otro su cetro y corona. Para tal fin hará algo tan impensable como convocar unas elecciones democráticas a través de la cual deberá salir su herededo y sea cual sea la especie animal. En esta pugna por lograr el poder, se asoma en la trastienda política de este microcosmo animal alguien que, al igual que ocurre en el mundo de los humanos, urdirá una estrategia para dominar al resto y sirviéndose de un “hombre de paja” o, para ser más exactos, un “burro de paja”. Con esta premisa, Jindani plasma en la pantalla un buen puñado de escenas vertiginosas en las que asoman una serie de personajes inspirados en nuestra realidad –el hipopótamo con apariencia de Donald Trump que aspira a convertirse en monarca y que suspira por construir un muro para evitar la llegada de los humanos–, en el recurso infalible de la comedia slapstick y en un surtido de chistes que a veces pueden sorprender por su afilado sentido del humor. Es una propuesta efectiva que tal vez descoloque tanto al público infantil como al adulto por su enfoque satírico.