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GAIZKA INSUNZA
VOZ, COMPOSICIÓN, MULTIINSTRUMENTISTA

«Cuanto más mimo le doy a un instrumento, más cosas me devuelve»

La historia de Gaizka Insunza está ligada a las vivencias planteadas desde Audience (Gernika, 1998), formación que cuenta con una docena de referencias. No obstante, Insunza inicia con su primer disco en solitario el camino de tantos músicos notables que necesitan un desahogo emocional y creativo al margen de su matriz. El día 16 presenta «Gaizka Inzunza» en Kafe Antzokia de Bilbo (20.30).


Quizá para que el oyente no se encuentre descolocado ante la primera audición de “Gaizka Insunza”, el disco se inicia con “We’re running away”, una composición que por sonoridad, acordes y estilo recuerda a Audience y su lado más campero. Para el resto de canciones Insunza trabaja con esmero los detalles, el pop abierto y la libertad creativa que le otorga el hecho de ser multiinstrumentista. Factores que le permiten cerrar un álbum coherente, divertido y sensual. Lejos de las modas, el guitarrista disfruta mostrando su timbre vocal más calmado, sin olvidar sus singulares pellizcos artísticos sobre las notas altas. No falta tampoco un toque crooner remodelado ¿Meloso? Sí, pero sin empalagos, Insunza es demasiado músico como para ser una chuche.

El disco se graba en diciembre, se edita en el mismo mes, pero tres años después. Le canta a la Navidad porque el guitarrista no tiene ningún complejo (Let’s shake hands (it’s’ Christmas). Solo cuenta con las colaboraciones de Mariana Pérez (batería) y Ruben Garatea (acordeón), que son parte de su familia musical. Edita Bidehuts, plataforma que se echaría de menos si no existiese.

Gaizka Insunza es profesor de Economía y Estadística en la escuela de Ingenieros de Bilbo, pero lleva la música tan inhalada que su tesis doctoral trató sobre “Las transformaciones en el sector discográfico”.

¿Una persona inquieta, nerviosa… o que desea despistar con una dosis de calma epidérmica?

No pretendo despistar, aunque cuando salgo a interpretar, pues eso es lo que hago, actuar, interpretar. Y, cuando interpreto, intento mostrar lo mejor de mí mismo. En cualquier caso, tengo la sensación de que no consigo ocultar mi carácter, que se cuela de algún modo ¿Inquieto, nervioso? Sí.

El disco es como una casa con diferentes ventanas. Una, podría mostrar un paisaje desenfadado, como «There’s a place», y, otra, un entorno acogedor, «Where do you go», contiguas y esta última el single perfecto, una canción de pop acústico fascinante.

Esas canciones captan dos ánimos, sí. En “There´s a place” soy muy directo, y me marco un Randy Newman en toda regla: con el piano de protagonista y diálogo entre clarinete y saxo. “Where do you go” es más delicada, de sonoridad acústica y muy cálida (he utilizado una guitarra de doce cuerdas). La armónica es bastante bruta, casi a lo Dylan, pero el acordeón es mucho más delicado y preciosista. Al final ,“Where do you go” se impuso como single. [La composición e interpretación es de una calma y belleza cautivadora, sin olvidar el tramo de acordeón]. En cualquier caso, como dices, son composiciones contiguas y, además, las dos son en do mayor. jaja, incluso en lo que a la letra se refiere, pues los títulos tienen sentido uno detrás del otro. Creo que a pesar de la pluralidad, en este disco, se intuye una unidad, un concepto.

Es multiinstrumentista por lo que los colores de cada instrumento, sus timbres, pueden contribuyen a la elección de los instrumentos. En especial cuando el trabajo es solista y uno decide lo que desea.

Es un modo de verlo, pero también se puede ver al revés. Es el instrumento que estoy tocando en un momento dado el que condiciona el tipo de canción. Me gusta entender la relación con los instrumentos como algo vivo y dinámico. Sé que los instrumentos no cobran vida cuando no estoy (como en “Toy Story”, ja ja), pero sí soy consciente de que cuanto más mimo le doy a un instrumento, más cosas me devuelve. En una segunda fase de la composición, cuando estoy buscando los arreglos apropiados, sí que empleo el criterio que mencionas; es decir, reflexiono sobre cuáles son los instrumentos que mejor pueden acompañar a la idea principal. Por ejemplo, “There´s a place” es una composición que surge al piano y a la que decido vestir con arreglos de vientos. Creo que nunca hubiera compuesto esa canción con una guitarra colgada al cuello.

Solo cuenta con dos colaboraciones y son puntuales.

En el momento en el que grabé el disco Mariana era parte de Audience (ella grabó “Isla” con nosotros), y Ruben ya llevaba un par de años en la disciplina Audience. Son grandes músicos y amigos. Estoy muy contento con su aportación, que a pesar de ser puntual, creo que le da cierta vida al disco. También aprovecho la ocasión para agradecer y subrayar el trabajo de Martín Guevara (Capsula) en sus Silver Recording Studios. Pasamos unas navidades muy chulas grabando estos temas. ¡Fue fácil, ágil y divertido! Por otra parte, también agradezco a mis amigos Iban Sainz y Rosa Van Wyk (NIKA) por el trabajo de diseño que han realizado (portada, fotos de promo, etc…). Como ves, he estado rodeado de amigos durante todo el proceso.

Las canciones se grabaron hace tres años, pero muestran una columna vertebral ajustada a cualquier fecha de escucha.

Es que no es un disco creado al dictado de las tendencias actuales, no he realizado un estudio de mercado para ver si es mejor utilizar sonidos urbanos o sonidos creados por máquinas, o incluso si se ha dado una vuelta a los sonidos vintage... Estas canciones cuentan con una estructura de pop tradicional, con duraciones que rondan los dos minutos y medio y con partes que se pueden reconocer como la clásica “estrofa” o “estribillo”.

Quizá sugieran que el tiempo no importa, que hay un tronco que siempre será común a la música y que, de paso, no reniega ni de un pasado ni de un futuro.

No, no me ha ocurrido renegar de mi pasado. Obviamente, cuando escucho discos anteriores, me doy cuenta de que hoy sería capaz de resolver situaciones que entonces supusieron un quebradero de cabeza. El contrapunto a esta situación es que lo que más disfruto de nuestros trabajos pasados son los fallos, esos que en su momento odié. Será señal de que avanzamos. Lo que sí he tenido es alguna duda respecto al modo en que lo iba a publicar:cuándo, cómo, con qué nombre, etc… Ha habido tardes en las que he pensado que no encontraría el momento apropiado, que se quedaría en el cajón, pero aquí está. Y agradezco a aquellos que conociendo la situación, me han estado alentando a dar el paso durante estos años. Desde Bidehuts me han animado mucho (eskerrik asko Zulu) y desde la familia. Lo de “¿Gaizka, cuándo vas a sacar tu disco?” ha sido una pregunta recurrente en casa, ja ja ja.

¿El piano le parece el instrumento más seductor o para un músico de rock las guitarras son su alma se haga lo que se haga?

Domino más la guitarra aunque desde hace algunos años creo que practico más horas al piano. Creo que ambos son instrumentos muy completos, que ofrecen, cada uno a su manera, modos muy interesantes de entender la música. Eso sí, creo que tengo cierta guitarra-dependencia, ya que todavía no me atrevo a grabar una canción sin guitarras.

¿En casa hay una preferencia por escuchar discos, ver la tele, leer, streaming, echar mano de un vinilo…?

Se escucha mucha música, y siempre en vinilo o cedé. También veo la tele, leo y tal. Apenas escucho música en streaming, salvo por la excepción de un grupo de watsap en el que compartimos, entre colegas, una canción cada mañana. Lo hacemos por turnos y opinamos. Nuestra máxima es la de “ni un solo día sin canción”. [¡Vaya, un watsap que vale para algo!]

«Wolfmother» y sus aullidos son el cabaret de la vida junto a «Let’s shake hands»?

“Wolfmother” creo que es la canción que rompe con la dinámica general. Quizás es la canción en la que mi timbre vocal se acerca más al que empleo en Audience. Más visceral frente a más delicado en el resto de canciones. También se aleja un poco del concepto general del disco y se acerca a sonoridades que me recuerdan al cine de terror (en especial relacionado con monstruos) y su estética. “Let´s shake hands” cuenta con una cadencia de acordes parecida a “Just as long” aunque en un contexto muy diferente. He tenido que armarme de valor para dotarlo de un contexto navideño, nada popular, mucho menos cool, en estos tiempos y por estos lares, ja ja. La gente no supera el hecho de que sea una canción de Navidad, es como que los árboles nos impiden ver el bosque. La palabra Christmas se apropia de todo.

«Just as long» es muy delicada y a la vez juguetona. Se interpreta muy al oído y es como old pop.

Es la canción de la que más orgulloso me siento, ya que combina una cadencia de acordes que podría encajar en Audience con un estribillo muy clásico, casi de la era doo-wop. Suena a pop, pero no es, para nada, tan sencilla como puede aparentar.

¿Ser músico en Euskal Herria genera más disgustos que satisfacciones? ¿Se puede llevar?

Es que hace poco que me considero músico. Dame tiempo.