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AGUS HERNÁN
PORTAVOZ DEL FORO SOCIAL PERMANENTE

«Hay voluntad del Gobierno y de los presos, hace falta que encajen»

El 2 de enero el Foro lanzó una propuesta para afrontar los nudos actuales: presos, víctimas, memoria. El 7 nació un gobierno en Madrid que la hace más factible y el 11 Bilbo y Baiona se llenaron por las soluciones. Hernán la explica y valora el momento.

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2020 ha empezado con expectativas: dos marchas potentes en Bilbo y Baiona, nuevo gobierno en Madrid, y en este contexto también propuesta detallada del Foro Social. ¿Cabe entender que es el momento, casi un ‘ahora o nunca’?

Hemos detectado un consenso importante, hay mimbres, y por eso es hora de proponer mecanismos de resolución. Vemos que los consensos han pasado de ámbitos humanitarios (personas enfermas, accidentes de tráfico...) a otras dos consideraciones mayores: una, es preciso superar la fase de excepcionalidad; dos, solucionar el problema de los presos aporta a la convivencia. Después del pleno de investidura, con la presencia muy perturbadora que tuvo este tema, añadiría que solucionarlo no solo aporta a la convivencia de la sociedad vasca, sino también de la española.

En el balance que presentamos en diciembre sobre estos 18 meses de interinidad, reconocimos que no había consenso en el Foro: algunos veían el vaso medio lleno y otros medio vacío, pero en cualquier caso la cuestión es cómo llenar el vaso. Ahí encaja esta propuesta, que además va de dentro a fuera de la cárcel, hasta la salida, porque hay problemáticas fuera que deben ser acompañadas. Situamos un marco de resolución y un mecanismo de trabajo, basado en la triangulación que funcionó en el desarme: gobiernos, presos y sociedad civil.

El Foro trabaja habitualmente con PSE y PSN, ¿qué voluntad real percibe en el PSOE?

Lo que se nos transmite desde ese ámbito es voluntad. En estos 18 meses hemos visto pinceladas de lo que puede ser un cambio en la política penitenciaria. Otra cosa es el ritmo. Han definido un marco, si bien falta un debate fundamental: los contenidos de la evolución de segundo a tercer grado penitenciario, que es un debate complejo. Pero hay voluntad del Gobierno y hay voluntad de los presos; hace falta que ambas encajen y esto se encauce. Es una cuestión que hay que sacar del debate político, que en el fondo es lo mismo que piden también las víctimas de ETA, que se les saque del debate político, de la batalla del relato. Hay que hablar de esto como tema de derechos humanos, de legalidad ordinaria...

Su propuesta incide en reclamar un itinerario seguro para los presos. El abogado Txema Matanzas decía en estas páginas que ahora quizás ni haya política carcelaria, porque todo parece totalmente arbitrario...

Es conocido que hemos tenido dos reuniones con EPPK en la cárcel de Albolote. Nos han mostrado su voluntad de hacer ese camino pero con garantías, con seguridad de que tendrá resultados. El Gobierno nos transmitía hasta ahora que había una fragilidad, una interinidad, y no voy a ponerlo en duda, pero eso ya no existe. Si miramos a futuro, hay un Gobierno con una perspectiva de cuatro años y en el Congreso se está consolidando una mayoría favorable a este tema, que va más allá incluso de los que han apoyado a Sánchez-Iglesias. Hace falta más valentía para que esas pinceladas cuajen. No quiero ser excesivamente optimista porque ha habido avances y retrocesos, desde el 3 de julio al 30 de diciembre no se ha producido ningún acercamiento, pero las condiciones están dadas y solo hay que aplicar el principio de realidad.

¿Hay que gestionarlo de modo público o privado? La polémica esta semana con las declaraciones de Jonan Fernández obliga a preguntárselo de nuevo...

Los dos aspectos son importante. Hace falta un espacio de facilitación privado, pero también hacen falta gestos públicos. La voluntad se tiene que medir en hechos, y el hecho hasta ahora es que el presidente Sánchez, él mismo, puso esto como tercer punto de su agenda en su primera entrevista en televisión hace 18 meses, sin haber gran demanda en aquel momento, porque a todos nos pilló por sorpresa la moción de censura. Luego eso no ha tenido ritmo ni un número de casos reseñables, por lo que ha creado frustración. Para lograr acuerdos y dar pasos, son más importantes los espacios privados.

La propuesta del Foro otorga un papel de acompañamiento a las instituciones vascas. ¿En qué se traduce eso?

Evidentemente Madrid tiene la competencia de las cárceles, pero los gobiernos de aquí tienen reflexiones sobre la política penitenciaria y también tienen competencias para acompañar en el post, cuando estas personas salen de la cárcel. Vamos a encontrarnos realidades sangrantes, de personas que tienen muchas necesidades de jubilación... no se puede generar ahí una bolsa de pobreza. En cuanto a la política, que los tres gobiernos [Madrid, Gasteiz, Iruñea] estén en la misma modulación, en el mismo punto de FM, en el Foro nos parece muy importante.

El Foro destaca la generosidad de las víctimas, pero ¿cuánto hay de realidad y de deseo en esta afirmación? ¿No ve la gente las mismas caras en estas iniciativas constructivas?

Hay diferentes elementos. Por un lado, víctimas organizadas en asociaciones que son interlocutoras habituales de los gobiernos francés y español en materia penitenciaria. Y también, en nuestro territorio, muchas víctimas no organizadas que están en dinámicas de construcción de la convivencia. Y digo muchas. Vimos a 42 víctimas en un artículo de opinión que expresaba que las víctimas del Estado no reconocidas tenían el mismo derecho. Hay quienes lo explican de modo público como Rosa Rodero, otras en redes sociales, otras que participan en encuentros... Aquí seguro es una corriente mayoritaria, aunque no organizada. Encontramos muchas ganas de dialogar, de encontrarse fuera de trincheras. En cuanto a las asociaciones organizadas, yo diría que impacta mucho la batalla del relato, pero hemos visto que estos 18 meses no se han opuesto a acercamientos ni a cambios de grado. El problema se produce cuando entramos en la batalla del relato, que en realidad es un espacio más de partidos que de víctimas: ahí topamos con una especie de noria en la que los argumentos se repiten sin parar.

¿Qué piden esas víctimas exactamente? ¿En qué términos plantean su reparación?

Es muy difícil generalizar. Diría que las víctimas del Estado se sienten discriminadas, de tercera categoría como dicen ellas mismas, mientras que las víctimas de ETA sienten poco apoyo social. Lo que demandan quizás, desde la exigencia de cada uno, es que todos los actores den pasos decididos en el espacio de la convivencia, mirando por el retrovisor al pasado, pero dando pasos hacia adelante.

Hemos visto en Baiona manifestarse hasta la derecha francesa junto a PNB o PS, pero en Bilbo ni siquiera PNV ni PSE. ¿Por qué esa diferencia? ¿Se debe solo a que la acción de ETA impactó en el sur o tiene que ver también con partidismos?

Bake Bidea es una entidad que forma parte del Foro Social. Seguimos con atención su trabajo y hemos aprendido mucho del mismo, de su método y sus resultados y dificultades. Dicho esto, en el norte la dinámica no es de partidos, sino de electos. Había una trayectoria común anterior en un territorio que no tenía reconocimiento institucional. Y también hay un trabajo de la sociedad civil que pesa más que en el sur. Con todo, ¿la fotografía real es la manifestación o los acuerdos del Parlamento? Es conveniente aprender a medir los pasos que da el otro en función de sí mismo y no de la posición propia. Tendríamos que comprender los espacios de cada uno, sus culturas, y hacer que todos se sientan cómodos para ampliar acuerdos. Como ocurre con las víctimas, cada vez vemos más capacidad de escucha y acuerdo entre partidos y entre sindicatos. Otro ejemplo: aunque haya pasado desapercibido, ¿alguien imaginaba que el sector de la cooperación vasca, que interviene en otros conflictos y ha evitado hacerlo aquí, iba a hacer una declaración como la reciente de las ONG? Hace tres-cuatro años no era posible.

¿Qué va a hacer en la práctica el Foro en los próximos meses con esta propuesta?

Tarea de facilitación y alimentar el debate. La mesa redonda de este jueves en Bilbo ha sido una muestra. Vamos a ir también a buscar experiencias internacionales de DDR. Haremos una aportación específica sobre las personas retornadas y sus dificultades de reintegración. También nos gustaría hacerla con el punto de vista de género. Y siempre con una perspectiva: conseguir los mayores consensos posibles para que permitan avanzar de manera decidida, ir creando un carril de resolución en un plazo razonable.