Este osito no es aquel otro que practica Kung Fu

P or algún extraño acuerdo de coproducción este largometraje ruso de animación se ha llegado a estrenar en los EEUU y cuenta con distribución internacional bajo el título anglosajón de “The Big Trip” (2019), a pesar de su baja calidad artística y escasa imaginación argumental. La habitual excusa de que va únicamente dirigido al público de más corta edad ya no sirve, porque los y las acompañantes adultos no tienen la obligación de soportar productos tan tontos y finalmente aburridos de puro manidos y reiterativos. Lleva recaudados en todo el mundo más de cinco millones de dólares, con el único reclamo de que el guionista Billy Frolick participó en “Madagasgar” (2005) y el diseñador de personajes Peter Oedekoven lo hizo a su vez en “Animals United” (2010).

El protagonista es un bebé Panda entregado en la dirección equivocada por una torpe y despistada cigüeña, siendo recogido por el oso pardo Mic-Mic. La criatura no para de llorar, y es el conejo Óscar el único que parece capaz de hacerlo callar, así que deciden ponerse en camino y viajar hasta China atravesando océanos, ríos y desiertos para devolverlo a sus verdaderos padres. Se les suman en su odisea un pelícano parlanchín, un lobo miedoso y un triste tigre.