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Los talibanes insisten en un sistema islámico al inicio de la negociación

Los talibanes, que dirigieron un emirato islámico a finales del siglo pasado en Afganistán, insistieron en reclamar un sistema islámico en el primer día de las negociaciones directas de paz con el Gobierno de Kabul, que comenzaron ayer en Doha bajo el patrocinio de EEUU, cuyo presidente busca una baza electoral. El Ejecutivo afgano, por su parte, defendió la actual Constitución y reclamó un alto el fuego. Las alejadas posiciones auguran un resultado incierto.


El Gobierno afgano y los talibanes iniciaron ayer las negociaciones de paz en Doha, bajo los auspicios de EEUU y en presencia del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. Los rebeldes, que no reconocen al Gobierno de Kabul, al que consideran un títere de Washington, insistieron de entrada en que quieren que Afganistán sea gobernado por un sistema islámico, donde la ley sería dictada por un Islam riguroso.

«Quiero que todos tengan en cuenta el Islam en las negociaciones y acuerdos y que el Islam no se sacrifique por intereses personales», subrayó su jefe negociador, Abdul Ghani Barada .

El Gobierno del presidente Ashraf Ghani, por su parte, defiende mantener la actual Constitución –que también tiene al Islam como religión de Estado– y su negociador, el ex primer ministro Abdullah Abdullah, pidió un alto el fuego.

Pero su planteamiento fue contradicho por el enviado estadounidense, Zalmay Khalilzad, quien subrayó que el alto el fuego no es un preámbulo de las conversaciones, sino que será resultado de las negociaciones. Sin embargo, más tarde el propio Khalilzad abría la puerta a «una reducción de la violencia».

Estas negociaciones comenzaron al día siguiente del 19º aniversario de los atentados del 11-S, que llevaron a la intervención de EEUU en Afganistán para expulsar del poder a los talibanes.

El camino de las conversaciones con Kabul fue allanado por la firma del histórico acuerdo entre Washington y los talibanes en febrero, que ratifica la salida de las fuerzas extranjeras de Afganistán a mediados de 2021 a cambio de la celebración de este diálogo inter afgano y el compromiso de los talibanes de no albergar ni apoyar grupos «terroristas», incluido al-Qaeda.

Donald Trump tiene prisa por un acuerdo antes de las elecciones de noviembre, pero el resultado de las negociaciones parece muy incierto.

Con todo, para Habiba Sarabi, una de las cuatro mujeres de los 21 negociadores del Gobierno, los talibanes «están mejor dispuestos que en reuniones anteriores. Estamos construyendo confianza».

Decenas de miles de personas, (incluidos 2.400 soldados estadounidenses) han muerto en este conflicto, que ha obligado a huir a millones más y le ha costado a Washington más de un billón de dólares, a pesar de lo cual los insurgentes controlan la mitad del país.

 

Bahrain, Riaden urratsa Israelekiko harremanetan

Hauteskundeei begira, Donald Trumpek AEBetako historiako gerrarik luzeenaren amaiera aurkeztu nahi du, talibanekin negoziazioak bultzatuz. Helburu berarekin, presio handia egin du Bahrainek Israelekin harremanak normaltzeko hitzarmena sina dezan, Arabiar Emirerri Batuen bideari jarraituz. Ostiralean iragarri zuen Bahrainek sinatuko zuela, baina ezingo zukeen erabaki hori hartu Riaden onespena gabe. Saudi Arabiak isilean jarraitu dio Bahrainen eta Israelen arteko hitzarmenari, baina Washingtoni egindako kontzesioa izan daiteke, presio handia egin baitio estatu sionistarekin harreman diplomatikoak izan ditzan. Bahrain, beraz, entsegu eremua izango litzateke, Saudi Arabiak oraindik modu irekian egin nahi ez duen urratsa saiatzeko.

Dena den, Riadek ez du Bahrain eta Emirerriei berehala jarraitzeko beharrik. Iranen kontrako estrategian lotura estuak ditu Israelekin eta, praktikan, harremanak normalizatu egin ditu, palestinarren aurrean “traidore” gisa argi eta garbi azaldu gabe.GARA