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CAMPEONATO ESTATAL DE LOS PESOS SÚPER WÉLTER
Elkarrizketa
DAVID «INFIERNO» SORIA
BOXEADOR

«Siempre me preparo para un combate a diez asaltos, para una batalla»

David Soria, boxeador iruindarra del barrio de Donibane, pone en liza mañana revalidar su título de campeón estatal de peso súper wélter. El navarro, invicto en los nueve combates que ha protagonizado en categoría profesional, peleará contra José Suero «La Sombra» a partir de las 20.30 en el Navarra Arena.


Su apodo es «Infierno», pero no parece tan temible David Soria en el cuerpo a cuerpo del trato directo, especialmente cuando se le iluminan sus ojos al hablar de su hija de dos años, Afrika. A sus casi 27, este pescatero de profesión sueña con llegar a lo más alto.

¿En qué momento de forma llega al combate contra Suero?

En el idóneo porque, al llevar todo un año entero sin pelear, me ha dado tiempo a preparar el combate, tanto a nivel de descanso como de entrenamientos. A consecuencia del coronavirus, las fechas se han ido retrasando desde el mes de noviembre, que era la inicial, por lo que he tenido bastante tiempo para ejercitarme y mentalizarme.

¿Pero todos esos aplazamientos no le han trastocado su planificación?

En cierto modo, sí. Incluso en su momento me cambiaron el rival contra el que tenía que pelear. Cuando me comunicaron el primer aplazamiento, sí que me afectó, pero ya después me fui adaptando a las circunstancias, es lo que nos toca con el virus, hay que tomárselo con filosofía.

Hablando de adaptarse, ¿cómo ha podido continuar con sus rutinas de entrenamiento en medio de una pandemia sanitaria?

Tuve la suerte de pelear dos semanas antes de que nos confinasen en nuestras casas, por lo que me coincidió con una etapa de descanso, entre comillas, aunque aquello resultó un palo bastante duro. Volví a ejercitarme en mi domicilio con un saco y haciendo trabajo físico. Más tarde a los deportistas profesionales nos permitieron algunas concesiones, como seguir con nuestra preparación junto a mi técnico (Joxe Bizente Eguzkiza), gracias a un pase especial. Tal y como está el tema, no me puedo quejar.

¿Será una pelea muy diferente a la de hace un año, en la que consiguió el título estatal?

Como le digo a mi gente de confianza, siempre me preparo para lo peor, para combates que puedan durar diez asaltos, que sean una batalla en la que puedan abrirme las dos cejas. Suero es un oponente muy similar a Gurría, ambos son boxeadores estilistas, que se mueven muy bien en el cuadrilátero, a los que les gusta la distancia larga. En cambio, a mí me conviene un boxeo más directo y rudo, de distancia corta y buscando esa batalla.

¿Dónde pueden estar las claves para que vuelva a colocarse el cinturón de campeón?

Como en el combate en el que logré el título, debo meterle mucho ritmo y presión al rival, teniendo en cuenta que son diez asaltos. Tengo la suerte de que me acompaña un buen fondo físico y que es un apartado que lo trabajo mucho.

¿Y cuánto es de significativo el aspecto mental?

Es importantísimo. Antes de cada pelea, siempre busco una imagen que me permita combatir el cansancio y el miedo, que siempre lo tenemos los boxeadores, el que diga lo contrario miente, pero tienes que saber canalizarlo. Por ejemplo, ahora me imagino a mi hija de dos años con los dos cinturones de campeón y esa foto me ayuda a superar los malos momentos sobre el ring y hacerme de hierro, a sabiendas de todos los sacrificios familiares y económicos que tengo que realizar para seguir en este deporte.

¿Supone una ayuda extra el hecho de pelear en su ciudad y ante su público?

No cabe duda. Costó mucho traer la pelea el año pasado aquí, a Iruñea, y ha vuelto a suponer mucho trabajo repetir. Como mi apodo, la gente con su presión sí que genera un infierno y yo colaboro con mis golpes, juntos creamos un ambiente especial.

También está en juego su condición de invicto.

A mis casi 27 años, creo que estoy en una edad ideal y me encuentro en un buen momento. Llevo tres años como profesional, en los que he disputado nueve peleas y las he ganado todas. Esta próxima me hace especial ilusión, porque es la décima y supone un número bonito y redondo, además de ser una cifra que ya crea un poso y te hace tener un poco más de tablas.

Y esa experiencia acumulada, ¿puede ser un trampolín para pelear a nivel continental?

Suelo ser muy cauto, me gusta tener los pies en el suelo y pensar solo en lo más inmediato, que es el combate del sábado. Si gano y las condiciones se dan, está claro que tendría que sentarme y pensar qué próximos pasos puedo dar. Puestos a soñar, no me importaría salir a pelear al país de otro rival, si surge la ocasión. Sería una oportunidad que desde luego no podría desaprovechar.

¿Y cómo compatibiliza su situación laboral y personal con el boxeo?

Pues no es fácil porque, por mi carácter me gusta ser muy constante, entreno mañana y tarde, y ello lo tengo que compatibilizar con trabajo, familia y situación económica. En el 2019 y principios del 2020 tenía peleas cada dos meses y medio, entre ello y mi trabajo a media jornada podía salir adelante. Ahora llevo un año sin pelear, sin ver un céntimo del boxeo y eso me ha obligado a apretarme el cinturón, es lo que toca. También resulta un poco sacrificado para tu entorno más cercano, pues en las semanas previas a un combate tienes que dedicarte en cuerpo y alma, pero tengo mucha suerte porque mi pareja me apoya mucho y me comprende.

¿Cómo se inició David Soria en esta modalidad deportiva?

Solía pasar por delante del gimnasio Kanku, porque jugaba a fútbol en el Burladés y mi novia vivía en Burlada. Y, además, siempre me habían llamado la atención los deportes de contacto, tenía gusanillo por conocerlos mejor. Otro colega y yo nos apuntamos con 16 años hasta que me di cuenta que me gustaba más el boxeo que el fútbol. Y hasta ahora.

Rojillo acérrimo y socio de Graderío Sur. ¿Qué sintió el día que le dejaron hacer el saque de honor en El Sadar tras ganar el título estatal?

Me sentí como en una nube. Salir al césped de El Sadar, mis colegas de Graderío Sur coreando mi nombre y sacando una pancarta en la que estaba con mi hija… fue algo increíble. Osasuna se portó muy bien conmigo. Tras ganar el título, me fui de vacaciones con mi mujer a Zarautz y entonces me llamaron del club para ofrecerme el saque de honor, no me lo podía creer. Ha sido un sueño cumplido.

Ya puestos, ¿cómo ve al equipo en lo que resta de temporada?

Hace falta el último empujón, apretar un poco más. Necesitamos un killer arriba y ahora, con la vuelta del Chimy, seguro que vamos a tener más pegada.