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Contexto


En la cultura que se realiza en vivo y en directo, que requiere de la convivencia de actrices y espectadoras en el mismo espacio, a la misma hora, las ciencias neurológicas nos están aportando material para entender mucho mejor ciertos comportamientos ante un espectáculo.

Acortando el argumento, resulta que cada espectadora acaba en su cabeza, en su cerebro, la obra que se está representando. Además, sabemos que las neuronas espejo contribuyen a una identificación inmediata, que nos lleva a seguir de manera muy vívida las peripecias de los personajes. Cada uno tiene su capacidad, pero todos tenemos esa herramienta que podemos utilizar o no.

Como asiduo visitante de salas de teatro, añado que la composición de cada núcleo de espectadores proporciona una suerte de energía concreta que va de la sala al escenario y vuelve desde allí. Por eso, el contexto simple, el lugar donde se realiza cada representación tiene unas connotaciones que influyen en quién lo mira. Vi una representación de “Los papeles de Sísifo” en el Teatro María Guerrero de Madrid. Había un porcentaje sin determinar de espectadores vascos. Yo acudí con un artista argentino que le venía muy de lejos lo tratado en la obra. El veía la obra con distancia y se involucraba en lo estrictamente teatral. Yo no podía concentrarme, mi involucración era tan notoria que sentí mucha desazón. Y sigo reclamando mayor contexto. Y no sé bien qué quiero decir con ello.