2021 MAI. 12 DE REOJO Mediocridad Raimundo Fitero Hay palabras comodín que son capaces de abarcar un amplio espectro de conceptos evanescentes. Mediocre, mediocridad, se usa como un escupitajo, una celebración o un salmo tartamudo. Los mediocres somos los que más acusamos a los demás de mediocridad. Soltar por la boca o juntar las letras con las yemas de los dedos para acabar con un contrario con la palabra mediocre, o estimular las glándulas suprarrenales vertiendo de manera generalista la lacra maldita de mediocridad no sirve para otra cosa que para aliviarse durante un rato. Pero mirando la actual situación de caos tras la fin del estado de alarma nos demuestra, creo que científicamente, que la clase política es de una mediocridad supina, que son incapaces en todos los sentidos de manejar una situación socio-sanitaria que se está encaminando hacia una solución circunstancial y casi nadie puede, por insuficiencia democrática o disminución de riego político consistente, manejar sin acusar a los otros de algo que está como está por los consenso, trapicheos, pactos secretos de cuarenta años de post-franquismo. Es obvio, detectable a primera vista que el equipo de dirigentes de partidos políticos que nos aparecen en nuestras pantallas es de un nivel bajo, que su formación política es de tortilla de patatas en sede y barbacoas en chalet adosado con sus cuñados. No es que podamos achacar falta de principios ideológicos en que basan su gestión o su oposición, sino que no han hecho ni méritos en sus organizaciones, sino que parece que alguien externo los han colocado ahí para poder manipularlos. Son la mediocridad en esta puro. Por eso todo son falsos debates, conflictos forzados, riñas de patio de colegio de curas, se presentan sin programa ni proyecto. Estrategia de mercadotecnia sin ambiciones de futuro.