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Preservando la antigua danza sufí en Damasco


En el interior de un café en la Ciudad Vieja de Damasco, Anas al-Jarrat, de tres años, deslumbra a los presentes girando con rapidez sin perder el equilibrio, consagrándose como el derviche girador más joven de Siria y encarnando el futuro de esta danza ancestral sufí. Proviene de una familia que desde hace un siglo practica y transmite de generación en generación esta tradición mística de la orden mevleví, que profesa el sufismo musulmán. La danza mevleví, que data del siglo XIII, consiste en girar mientras se medita para alcanzar el éxtasis espiritual. Los bailarines se denominan derviches, que significa simple o asceta. Sus amplios vestidos blancos revolotean cuando giran decenas de veces por minuto mientras mueven sus manos al ritmo del embeleso espiritual que acompaña a este ritual sufí, que nació en la actual Turquía, durante las noches del Ramadán. Antes de la guerra en Siria, la familia viajaba por el mundo; ahora anima festivales religiosos locales y fiestas privadas o ameniza en los cafés las noches tras el iftar, la comida que rompe el ayuno.