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Tres lusos del 71


Hubiera una señal conduciéndonos / Y únicamente al movimiento de crecer nos guiase. Que tengamos de los árboles / La incomparable paciencia de buscar lo alto / La verde bondad de permanecer / Y orientar los pájaros”. Es uno de los fragmentos que constituyen “El inagotable”, escrito por el poeta y monje benedictino portugués Daniel Faria, que murió en 1999, a los 28 años. Solo concedió una entrevista, fue tras publicar en 1998 “Explicación de los árboles y de otros animales” y “Hombres que son como lugares mal situados”, dos de sus tres poemarios –el tercero, “De los líquidos”, fue editado póstumamente, en 2003–; en esa entrevista hablaba de los silencios como material de trabajo o del “diálogo amoroso” que era para él la escritura y de cómo había sufrido al publicar un “proceso de desamor”. Amigo muy cercano de Daniel Faria fue el novelista y poeta luso Valter Hugo Mae, autor entre otras novelas de la conocida como “Tetralogía de las minúsculas”, y es que no hay ni una letra mayúscula en ellas; parte de esta serie son las recomendabilísimas: “El apocalípsis de los trabajadores” (2009) – ¡en la que comprobamos cómo nos las gastábamos con los emigrantes ucranianos antes de convertirlos en exiliados héroes!- y “La máquina de hacer españoles” (2010). Como Faria y Mae, también Alfonso Cruz nació en 1971, y es autor de novelas deslumbrantes como “Jesucristo bebía cerveza” (2012), “La muñeca de Kokoschka” (2008) o “Un pintor debajo del fregadero” (2014).