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ELECCIONES EN EL NORTE DE IRLANDA

Los votantes eligen a Sinn Féin para que lidere el gobierno en el norte de Irlanda

Un unionismo enfrascado en su crisis política ha sido castigado por el electorado, que ha refrendado a Sinn Féin y Partido de la Alianza por ofrecer una visión de futuro en el interés de todos los norirlandeses.


Se cumplieron los pronósticos, pero no por ello la importancia de la victoria de Sinn Féin en las elecciones del norte de Irlanda es menor. Por primera vez un partido nacionalista tendrá el mayor número de escaños en la Asamblea de Belfast y, con ello, el derecho al liderazgo político del Ejecutivo norirlandés. Y lo hace también con el mayor número de primeras preferencias de los votantes que le han dado la espalda a un unionismo que no ha sabido, o no ha querido, ver que su planteamiento político durante los últimos meses, durante la campaña electoral y durante el recuento no responde a las necesidades de la ciudadanía.

En los resultados de estas elecciones, se encuentran mensajes claves del electorado, que el unionismo todavía se resistía a aceptar ayer.

La primera clave es que el ciudadano debe estar en el centro del mensaje político, algo que el unionismo, y especialmente el DUP, decidió ignorar para centrarse en debates y ataques estériles al Protocolo para el norte de Irlanda. Cegados en la frontera aduanera que esta sección del Acuerdo de Brexit plantea entre Gran Bretaña y el norte de Irlanda, sus acciones y mensaje, dirigidos a un unionismo tradicional en decadencia, han alienado a sectores económicos que se están beneficiando de un estatuto especial que les ofrece las ventajas del mercado único europeo y el mercado interno británico. Mensaje del electorado: por encima del 53 por ciento de las primeras preferencias han sido para partidos que se oponían al Brexit y que ahora apoyan el Protocolo.

Por su parte, Sinn Féin ha mantenido un mensaje claro durante la campaña, que ha reflejado las cuestiones claves para el electorado: la crisis de la sanidad, la necesidad de invertir en educación, la subida de la factura energética y como ello repercute en los presupuestos familiares. Los candidatos republicanos se han resistido a ser arrastrados a debates ideológicos, como los planes de un referéndum en el norte para la unificación con la República de Irlanda. El mensaje de Sinn Féin ha sido uno que podía llegar a todo el electorado.

De ahí el hecho de que Sinn Féin cuente con el 29% de las primeras preferencias de los votantes (250.388), una subida del 1,1% con respecto a 2017, mientras que el voto del DUP se ha desplomado un 6,7%, perdiendo votantes que han ido a opciones mas moderadas, como el Partido de la Alianza, o al unionismo extremista del TUV, que a pesar de beneficiarse de un aumento de votos del 5,1% sigue contando con tan solo un escaño en la Asamblea.

La segunda lección es que el miedo es un arma de doble filo y los intentos del DUP de conseguir votos ante la amenaza de un futuro bajo el liderazgo de Sinn Féin no han conseguido los resultados que esperaban. Los votantes que repudian a los republicanos por su cercanía con la lucha armada durante los treinta años del conflicto norirlandés, o el deseo de una Irlanda unida, o simplemente porque siguen anclados en un pasado de desigualdades, de supremacía unionista y discriminación hacia los católicos, ya votan al DUP o a la versión más extrema que representa el TUV. Para aquellos que han vivido o crecido en la Irlanda del Norte del proceso de paz, las advertencias del DUP carecen de sentido.

Por otra parte, las referencias a lo inaceptable que sería ver a una persona republicana a la cabeza del Ejecutivo de Belfast ha servido para galvanizar a los votantes nacionalistas más moderados, quienes en algunos casos han cambiado su primera preferencia directamente a Sinn Féin o se han reafirmado en ofrecerles un voto en su papeleta, asegurando la elección de los candidatos republicanos.

Tercera clave: del pasado se aprende, pero hay que mirar al futuro. El discurso del unionismo suena a rancio, a un pasado lejano de dominación protestante, o más cercano, cuando el DUP podía influir en las políticas británicas porque necesitaban de sus escaños para el mantenimiento de la mayoría en el Parlamento de Londres. El DUP no consigue aceptar que el pasado no volverá y que, definitivamente, su influencia sobre Boris Johnson es inexistente. El unionismo se aferra a su identidad británica en una era de nacionalismo inglés, y a los ingleses lo que pase en el norte de Irlanda les importa mas bien poco.

Tristemente, esa ilusión unionista amenaza con dominar la esfera política, social y económica durante los próximos meses. El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, ha advertido de que su partido no entrará en el Gobierno norirlandés (lo que de facto significa que este no podrá formarse) hasta que se reforme el Protocolo para el norte de Irlanda. Pero se engaña a sí mismo si cree que a Boris Johnson, al que se le ha caído encima la derrota en las elecciones municipales británicas, va a sacrificar el acceso al mercado europeo por los principios del unionismo. Johnson les ha traicionado en cuatro ocasiones, pero el DUP sigue depositando sus esperanzas en él.

Y mientras los unionistas reniegan de su nueva realidad política y se enfrascan en tácticas partidistas obstaculizando la creación de un Gobierno en el norte de Irlanda, la ciudadanía queda en manos de los poderes centrales de Londres, que poco o nada saben de la realidad norirlandesa.

Y, mirando al futuro, la lección clave de estas elecciones es que los votantes eligen a partidos que se muestran dispuestos a trabajar, y no a obstaculizar. Por ello, tampoco se debe desdeñar el triunfo electoral del Partido de la Alianza, que ha más que doblado el número de escaños con los que contaba en la Asamblea de Belfast, incrementado sus primeras preferencias en un 4.5%. Se ha hecho con el centro político devorando a los verdes, los unionistas moderados (UUP) y los socialdemócratas del SDLP.  Esta es una formación que se ha negado a definirse como unionista o nacionalista y que se ha presentado tanto como la posible fuerza de la moderación entre el unionismo tradicional y el republicanismo como una alternativa a ambos. El Partido de la Alianza ha demostrado que a los votantes les atrae la idea del diálogo y la negociación, más que la retórica de las amenazas, y en ello se acerca más a las posturas de Sinn Féin que a las del DUP.

Este lunes será un momento decisivo para ver si el DUP ha reflexionado o aprendido algo de lo ocurrido en los últimos días.