Preocupaciones retóricas

Ya que estamos y viendo estas aglomeraciones de individuos ataviados con reclamos publicitarios, camisas y camisetas de blanco nuclear junto a todos los colores de la paleta y los equipos de fútbol que se juntan para tropezarse y apartarse del paso de los astados, la duda razonable es si los muy sanfermineros tienen un juego de pantalón y camisa para cada día o tienen en su casa a esa persona amable y razonable que es capaz de limpiarte la ropa cuando llegas del encierro y tenerla planchada para el desfile a los toros o se trata de costumbres olvidadas y el signo de los tiempos es más de acumulación. Una de las muchas preocupaciones retóricas de estos días.

Otra preocupación es que ayer cumplió diecisiete años Lamine Yamal, ese jovencito que parece dotado para jugar al fútbol de una manera excepcional, hijo de inmigrantes, que tuvo la suerte de aparecer cuando era un bebé en una foto solidaria con Messi bañándolo y que junto a Nico Williams se está convirtiendo en un ídolo que viene a romper una tendencia reaccionaria, porque ambos tiene pasaporte y ciudadanía española por nacimiento, lo que significa que han abierto una ventana luminosa a una realidad que no se quiere ver: la diversidad es lo que manda, lo bueno, lo ideal. Lo imparable. Nuestro presente. Ya verás tú cuando se enteren que Lamine habla catalán porque lo ha estudiado. Lo de su padre tirando huevos a un parada electoral de VOX es una confirmación de su buena educación, que es lo único que pidió o exigió al Barça cuando descubrieron a su niño como promesa y se lo llevaron a la Masía a formarlo como futbolista.