La red ferroviaria

Si se cae toda la red ferroviaria de alta velocidad sembrando un caos mayúsculo en toda Francia, si llueve en París, son los presagios más obvios de que estos JJOO van a ser excepcionales. La incertidumbre que se acumula al escuchar, ver, saber de estos ataques cibernéticos a redes de este valor es de una intensidad incalculable. La famosa seguridad que tanto nos cuesta en términos económicos, destruida cada día en un punto cercano o global. Recuérdese lo sucedido hace muy pocos días nada menos que con Microsoft.

Todos estos conflictos que alcanzan cuotas de colapso y que se suceden desde el error, la saturación, el objetivo de organizaciones o países, nos dan las pistas de uno de los frentes que van a tener las guerras actuales y futuras. Y el quehacer cotidiano de cada una de nosotras se va a enturbiar cada día más, porque los consejos y prevenciones para proteger nuestros aparatos, nuestros datos, forman parte de una mercantilización del problema, pero no podemos hacer nada cuando lo que se ataca es, precisamente, a los que, en teoría, nos proporcionan esa seguridad a través de sus servicios, artilugios y programas. La vulnerabilidad anticipa tiempos duros en nueva legislación.

En paralelo, la vida y la muerte siguen sus caminos. Las guerras y la ausencia de paz se ensamblan. Sudán mantiene su sudario de destrucción. Una guerra invisibilizada. Produce náuseas. Como descubrir científicamente la capacidad de incidencia de los pesticidas en la salud mundial en forma de cánceres. La comparan con el tabaco. Y los ingerimos sin saberlo en frutas y verduras ¿Por qué no se prohíben?