Retrete

Tan cansado de ser yo mismo!”. Es uno de los cientos de grafitis que, sin hueco apenas entre uno y otro, llenan la pared del fondo del retrete, justo detrás de la taza, de la Taberna Pelotazo, en Portu, al que tuve que entrar con urgencia la otra tarde mientras disfrutábamos de un par de botellines helados en la terraza, justo enfrente de donde antaño se levantaba el Cine Mar y hoy, después de tanto tiempo, no hay sino un triste solar pelado tras un muro. Pero peor sería que allí hubiesen construido una sucursal bancaria o una tienda de móviles o un local de apuestas o una inmobiliaria; recuerdo que en aquel cine vi a finales de los 70 “La luna” de Bertolucci, ¡qué cosas echaban en los cines de barrio!

Embobado por toda aquella literatura popular, solo cuando alguien intentó entrar no me quedó otra que salir apresuradamente y retomar mi ya calentorra cerveza. Aquí dejo algunos ejemplos: “¡¿Es que nunca va a llegar el apocalipsis, por dios?!”, “Cuando todos piensan lo mismo, nadie piensa mucho”, “La felicidad, si es cara, no vale”, “Somos absurdos bailemos o no, así que mejor bailar”, o mi preferido entre el puñadito que pude memorizar: “Guardo silencio. No quiero morirme en voz alta”. Habrá que volver otro día a mear con tiempo.