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NO HABLES CON EXTRAÑOS

Terror psicológico a través de lo cotidiano


La cinta original danesa en la que se basa este remake tiene un final de esos que no se olvidan. De los que, para bien o para mal, no dejan te indiferente; un final salvaje, macabro y muy crudo.

Esta nueva versión me ha parecido superior en muchos aspectos, pero el hecho de que hayan cambiado el final, me ha parecido un tanto extraño; es un final predecible, poco convincente y muchísimo más conservador. Obviando eso -que no es poco, pero tampoco estropea el conjunto-, me ha sorprendido a bien.

La primera parte del filme se desarrolla con lentitud, permitiendo que el público se sumerja en la incomodidad de las interacciones sociales tensas entre los personajes. Lo que destaca es la sutilidad con la que el miedo va creciendo, ya que no recurre a los sustos fáciles, sino que se basa en un constante aumento de la tensión. El horror aquí proviene de la psicología humana, de lo cotidiano.

Eso sí, no esperen sutilezas narrativas ni segundas lecturas, es una cinta de género pura, que se disfruta mucho, pero que no va mucho más allá de lo que vemos en pantalla.

El personaje de James McAvoy, que es una mezcla entre el Jack Torrance de “El resplandor” y Hulk, demuestra una vez más que es un actor sobresaliente. Destaca también la actriz Mackenzie Davis, perfecta. Scoot McNairy y Aisling Franciosi están correctos pero no sobresalen demasiado.

La película explora de manera brutal lo que estamos dispuestos a soportar por cortesía y cómo la incapacidad para decir “no” puede tener consecuencias devastadoras. Una -no muy profunda- reflexión sobre el miedo, la vulnerabilidad y las máscaras sociales que llevamos.