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QUAND VIENT L’AUTOMNE

Té, pasteles y muertes a cholón


Cuando cae el otoño’’ existe sobre un equinoccio raro. Este cuento sobre una abuelita de pasado oscuro que envenena a la víbora manipuladora de su hija con setas (así arranca, y queda un buen trecho de giros por delante) se escribe como una novela pulp, desvergonzadamente inverosímil y cercana a los atrevimientos erótico-festivos que François Ozon esgrimió en ‘‘El amante doble’’ o ‘‘La piscina’’. No obstante, el cineasta francés se escuda tras una simpatía algo distante, casi risueña por su propio exceso dramático, un retrato del abandono y la locura como el de Charlotte Rampling en ‘‘Bajo la arena’’. Michelle (Hélène Vincent), la abuelita, se desvive, se fustiga y se tambalea de disgusto en disgusto, tiene apariciones fantasmales. Por debajo, el guion de Philippe Piazzo (‘‘Franz’’) irá cocinando un epílogo mucho más grave sobre el origen del trauma y las taras de la paternidad, biológica y adoptiva; un último as en la manga para este divertimento que durante largo rato no ha sido más que eso.

Sobre esta colcha desconcertante queda plantearse por qué François Ozon se empecinará en continuar la línea colorida e idealista propia de todas sus comedias “femeninas”, desde ‘‘8 mujeres’’ y pasando por ‘‘Potiche: Mujeres al poder’’, hasta la reciente ‘‘Mi crimen’’ (incluso ‘‘Verano del 85’’, thriller marica, bebía de una estética de crochet y campiña digna de Jessica Fletcher). ¿Puede la bonitez ser transgresora, cuando solo las atañe a “ellas”?