2024 URR. 02 Claudia Sheinbaum asume el cargo como primera presidenta de México Claudia Sheinbaum juró ayer como ante el Congreso como la primera presidenta de México para el sexenio de 2024 a 2030, tras recibir el mando de manos de su aliado y mentor, Andrés Manuel López Obrador. Aseguró al asumir el cargo que su Gobierno «garantizará todas las libertades», y negó la «militarización» de la seguridad pública y un retorno a la «guerra contra el narco». Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador saludan tras la ceremonia. (EUROPA PRESS) GARA CIUDAD DE MÉXICO Claudia Sheinbaum asumió ayer como presidenta de México, la primera de la historia del país, poniendo en valor los logros del anterior sexenio de Andrés Manuel López Obrador y prometiendo seguir ese camino. «Vamos a continuar con el humanismo mexicano», aseguró tras recibir la banda presidencial de manos de su predecesor y mentor. El Congreso estalló en un «presidenta, presidenta» en el momento en que Sheinbaum, de 62 años, prometió respetar la Constitución de México y «desempeñar leal y patrióticamente el cargo (…), mirando en todo por el bien y prosperidad». «Por primera vez llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación», destacó la exalcaldesa de Ciudad de México en presencia de numerosos dignatarios extranjeros, como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y la primera dama de EEUU, Jill Biden. «Es tiempo de mujeres y de transformación», dijo Sheinbaum en varias ocasiones, en un país con un pesado historial de discriminación y violencia de género, donde se mata a 10 mujeres diariamente. DESAFÍOS Pero además del reto de garantizar los derechos de las mujeres, la mandataria deberá hacer frente a otros desafíos acuciantes como la migración hacia EEUU, la seguridad, el narcotráfico, la violencia, la energía, el narcotráfico y la política exterior. Científica de carrera, Sheinbaum ganó con la promesa de continuar con la agenda de reformas de López Obrador, que le dio el relevo tras un mandato único de seis años (no hay reelección) y una popularidad cercana al 70%, sobre todo por sus políticas que sacaron de la pobreza a 9,5 millones de mexicanos y redujeron las desigualdades. Y ayer Sheinbaum insistió en ello. La mandataria toma el liderazgo de una nación donde los homicidios y secuestros son cotidianos y los sanguinarios cárteles de la droga controlan vastas partes del territorio. La creciente violencia criminal, vinculada al narcotráfico y a bandas dedicadas a la extorsión deja un saldo de más de 450.000 homicidios en el país desde finales de 2006. Aunque Sheinbaum ha dicho que mantendrá la polémica estrategia de su predecesor de «abrazos, no balazos», basada en emplear políticas sociales para abatir las causas de la criminalidad, algunos expertos creen que dependerá más «de la inteligencia», estrategia que fue «muy exitosa en reducir los crímenes» cuando fue alcaldesa de Ciudad de México. Al asumir ayer el cargo, prometió que su Gobierno «garantizará todas las libertades, la de expresión, de prensa, de reunión, de movilización» y aseguró que «se respetarán los derechos humanos y nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo». Sheinbaum dijo que «quien crea que la Guardia Nacional estando en la Secretaría de la Defensa Nacional es militarización está totalmente equivocado», negando la «militarización» de la seguridad pública, y descartó un retorno a la «guerra contra el narco» como la que declaró Felipe Calderón (2006-2012), al insistir en que su estrategia de seguridad se basará en «atención a las causas», la «inteligencia e investigación», la Guardia Nacional y «cero impunidad». «GRANDEZA»Claudia Sheinbaum aseguró que «el origen de la grandeza cultural de México reside en las grandes civilizaciones» que vivían «en esta tierra siglos antes de que la invadieran los españoles». «DEMOCRÁTICA»Sheinbaum deberá afrontar las consecuencias de una polémica y reciente reforma judicial, que convertirá a México en el único país del mundo en elegir a todos sus jueces por voto popular. La presidenta señaló que no es «autoritarismo», sino, en esencia, «democrática».