2024 URR. 06 Los juncos son flexibles, la semiesclavitud también Iratxe FRESNEDA Docente e investigadora audiovisual En la película “Lazzaro feliz” de Alice Rohrwacher, en una comunidad de campesinos del siglo XXI, unos aparceros viven en régimen de semiesclavitud, aislados, trabajando para la marquesa Alfonsina De Luna, la reina del cigarrillo. La película es una parábola de nuestros tiempos, lo que no vemos o no queremos mirar parece no suceder. Sin embargo, la explotación de nuestros semejantes comienza cada mañana y reside en los detalles más pequeños. Es obsceno oír y leer propuestas extravagantes desde un gobierno denominado socialista acerca de las bajas «flexibles». Todo lo que se suele definir como voluntario en el ámbito laboral tiene implícito la obligatoriedad, es un término-trampa. La vida es finita, se acaba, y pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en lo que llamamos «trabajo». Algunas personas manejamos la palabra privilegio para definir nuestra situación laboral en los albores (qué más quisiéramos) de nuestra jubilación, hay quien trata de olvidar la precariedad sufrida a lo largo de su vida laboral. El presente se impone y no estaría mal si pensáramos en el día a día del resto, en su futuro, en las condiciones y derechos laborales que con un inmenso peaje consiguieron personas antes de que nosotras estuviéramos aquí. Una baja es una baja, porque a trabajar hemos ido con dolor de estómago, de cabeza, con décimas de fiebre, etc. Pensemos en mejorar la calidad de vida en el trabajo y no en empeorar la calidad de vida durante la enfermedad o convalecencia.