2025 OTS. 03 DE REOJO Como los gorilas Raimundo FITERO Si para llegar a cantar en Eurovisión debes pasar por Benidorm, la declaración estética está formulada con pregón popular incluido. La estrategia parece definida desde hace muchos presupuestos: hay que hacer lo imposible para no ganar. Quizás no cueste tanto este precepto, pero, por si acaso, se empeñan en hacer elegir a la población más friki entre unas propuestas musicales que en su conjunto forman un amasijo de recauchutados temas, formas obsoletas, extravagancias superfluas y muchas ganas de discoteca y cuerpos al viento, y las posibilidades de hacer el ridículo aumentan. Así que poco importa para el objetivo final que la ganadora para representar a RTVE este año sea Melody, una estrella del pop desde los nueve años de la mano de El Fary, con aquel himno que se llamó “El baile de los gorilas”, del que se nos grabaron unos ritos onomatopéyicos que todavía nos resuenan cuando nos llegan los reflujos de los brotes sicodélicos de aquellos años, “como los gorilas, uh, uh, uh”. Por prescripción y prevención no he seguido el concurso, pero debido a un fallo de mi reloj interior sí me quedé a ver el resultado final, esas ceremonias del cuento de la cuenta de los votos, y conocida la ganadora, y su paseo para llegar a donde las presentadoras, las declaraciones de Melody nos indican que está asegurada la vergüenza ajena, porque dice que va a cambiar toda la coreografía delirante con la que ha ganado, que va a ajustar el tema, pero es imposible encontrar una letra más desajustada con el tiempo presente. Eso sí, jura que todo lo va a hacer por España. Faltaría más. ¡Uh, uh, uh!