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Rana Plaza, 1.138 muertos y un pacto que Decathlon no firma

El 24 de abril de 2013 colapsó el edificio Rana Plaza en Bangladesh. Dio pie a un acuerdo de seguridad que Decathlon sigue sin firmar, tal y como denunciaron ayer Setem y la Campaña Ropa Limpia.

Protesta organizada por Setem Hego Haizea y la Campaña Ropa Limpia en Gasteiz. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Ayer se cumplieron doce años del derrumbe del edificio Rana Plaza, ubicado en Daca, Bangladesh. Albergaba cinco fábricas textiles en las que se confeccionaba ropa para marcas internacionales. Murieron 1.138 personas y más de 2.000 resultaron heridas. «No fue un accidente, sino una consecuencia previsible de un sistema que prioriza el beneficio por encima de la vida».

Así lo denunciaron ayer en una performance realizada en el centro de Gasteiz los integrantes de la ONG Setem Hego Haizea y la Campaña Ropa Limpia, que recordaron a las víctimas y exigieron un «cambio radical para que nadie más muera fabricando nuestra ropa, para terminar con las condiciones de explotación laboral y que los derechos humanos valgan lo mismo sin importar donde has nacido».

«Gobiernos y empresas han de asumir sus responsabilidades. No pueden seguir mirando hacia otro lado mientras se sigue fabricando ropa a bajo coste a un precio humano muy alto», apuntaron Magda López Gorritxo e Itxaso Sánchez, que advirtieron de que 262 marcas han suscrito el Acuerdo Internacional sobre Salud y Seguridad en la Industria Textil. Un tratado que, según indicaron, «ha permitido mejorar la seguridad en centenares de fábricas en Bangladesh y Pakistán gracias a inspecciones independientes y transparentes».

«DECATHLON, FIRMAD»

«Pero todavía quedan grandes marcas que hacen oídos sordos», manifestaron antes de señalar que, doce años después de la tragedia de Rana Plaza, la multinacional francesa Decathlon «aún no ha firmado el acuerdo y sigue aumentando sus ganancias a costa de poner en riesgo las vidas de miles de personas».

Setem Hego Haizea y la Campaña Ropa Limpia recordaron que una investigación publicada en febrero por Disclose revela que Decathlon contrata proveedores en Bangladesh que pagan salarios de 87 euros al mes y obligan a las empleadas a trabajar 60 horas semanales con 13 días de vacaciones pagadas, según datos del año 2020.

Las ONG explicaron que «es un salario legal en el país bengalí, pero no un salario digno, ya que tendrían que ganar tres veces más, es decir 21.000 takas (165 euros) mensuales para superar el umbral de la pobreza». Y, «según los documentos internos de la marca, una de sus fábricas principales en Bangladesh, Edison Footwear, selecciona personal en función del ‘coste por minuto’ y presiona a las trabajadoras con ritmos de producción insostenibles».

«Sabemos que la presión internacional puede persuadir a las marcas. Todas y todos podemos colaborar y decirle a Decathlon que no descansaremos hasta que suscriban el acuerdo. Y a los Gobiernos les decimos que no descansaremos hasta conseguir que se legisle y se hagan cumplir leyes firmes y ambiciosas que terminen con la impunidad corporativa y que obliguen a las multinacionales a proteger los derechos humanos y el medio ambiente en cualquier país del mundo donde produzcan», remarcaron López y Sánchez, insistiendo en que «no descansaremos hasta que las empresas cumplan sus responsabilidades por encima de sus beneficios económicos».