2025 EKA. 06 Retrato íntimo de Pilar Belzunce, la mujer que bajaba a la tierra a Chillida Chillida Leku muestra al público fotografías, objetos personales y obras de arte que reflejan la pasión por el arte y captura la energía y versatilidad de Pilar Belzunce. La muestra, titulada ‘‘Pilar Belzunce. Retrato íntimo’’, hace hincapié en su papel vital en la vida de Eduardo Chillida y en su trayectoria artística. La muestra permanecerá en la sala 5 de Chillida Leku hasta el 31 de enero de 2026. (Jon URBE | FOKU) ANA BURGUEÑO (EFE) HERNANI Una de las frases célebres de Pilar Belzunce cuando su marido, Eduardo Chillida, tuvo su primera crisis artística en 1949, fue: «Cómo vas a estar acabado si aún no has empezado». Tras ese empujón vinieron muchos otros a lo largo de una vida por parte de esta mujer sin la cual todo habría sido distinto. Estuvo siempre al lado del escultor vasco como su apoyo fundamental e incondicional. Con él se embarcó en la transformación de un viejo caserío en lo que hoy es Chillida Leku, el museo de Hernani consagrado al creador vasco que ahora le dedica una exposición a ella con motivo del centenario de su nacimiento. «Hablamos siempre de Chillida Leku o de Eduardo Chillida. Y no hace justicia al papel de Pili en toda esta historia porque, aunque no lo explicitemos, cada vez que venimos aquí también estamos hablando de ella. Cada vez que vamos a una exposición de Chillida en el mundo, también vamos a una exposición de Pili. Si algo queremos destacar en la familia, es que entre los dos formaban un gran todo», destacó ayer su nieto Mikel Chillida, director de Desarrollo del museo, en la presentación de la exposición. «Si el aitona es el alma que flota en el aire, Pili es la gravedad que está tocando el suelo y diciendo ‘muy bien, hay que volar, pero hay que volar aquí, en este mundo sujeto a estas leyes físicas’», destacó . SENSACIÓN ENTRAÑABLE Mikel Chillida presentó ayer junto a la directora del museo dedicado al escultor, Mireia Massagué, y la responsable de Exposiciones de la misma, Estela Solana, la muestra que lleva por título ‘‘Pilar Belzunce. Retrato íntimo’’, que se podrá visitar en la sala 5 del museo hasta el 31 de enero de 2026. «Esperamos que el visitante se sienta como en casa, que tenga una sensación entrañable y al mismo tiempo descubra un poquito más la figura de Pilar», señaló Solana en la presentación. Fotografías familiares, dibujos que Chillida hizo de ella y de sus ocho hijos -algunos se muestran por primera vez- y tres retratos al óleo dan forma a una exposición que se completa con pequeñas esculturas moldeadas por ella misma y coloridos cuadros de flores que también pintó, una afición que mantuvo toda su vida y que compartió con su marido, que lo hacía como hobby. Sus hijos, una piña de la que ella es más autora que nadie según afirmaron, recuerdan a su madre en textos distribuidos en cartelas por toda la sala. Son palabras que hablan de una mujer generosa, resolutiva y de gran carácter, de «una ‘‘carterpillar’’, un ‘‘bulldozer’’, una fuerza de la naturaleza», como dice su hijo Pedro, autor de uno de los retratos expuestos. Pilar Belzunce, hija de una familia navarra, nació en Filipinas en octubre de 2025, se crió entre este país y Lizarra, y falleció en Donostia en julio de 2015. Conoció a Eduardo Chillida con apenas 14 años, se casó con él en 1950 y estuvo a su lado hasta el fallecimiento del escultor en 2002. RELACIÓN «DE IGUAL A IGUAL» Fueron inseparables y se convirtió en la parte práctica del támden, implicada en su carrera en todos los sentidos. Trató con artistas y galeristas y siempre acompañó a su marido. Cuando Chillida convalecía de una operación, en 1966, viajó sola a Estados Unidos para estar presente en el montaje de ‘‘Abesti Gogorra V’’ en el exterior del Fine Arts de Houston. «Tuvo clarísimo cuál era su objetivo y sin ella esta historia no existiría», comentó su nieto durante la visita a la exposición dedicada a su abuela, que mantuvo con Chillida, según sus palabras, «una relación de igual a igual». Cuando el escultor murió su tristeza fue «terrible», escribe su hija Susana en el libro ‘‘Una vida para el arte. Eduardo Chillida y Pilar Belzunce, mis padres’’, publicado en 2024, año del centenario del nacimiento del artista donostiarra. Pero siguió pintando esos cuadros de vivos colores tan opuestos al blanco y negro omnipresente en la obra de su marido. «Mi madre tenía pocos criterios preestablecidos y pienso que por eso nunca encajó del todo en ningún tipo de sociedad, ni vasca, ni nacional, ni extranjera; aunque tampoco lo buscó ni lo deseó. Pili era ‘‘uno’’ con Eduardo, una rara avis que aportaba a mi padre todo lo que a él le faltaba», remarcó Susana Chillida. MUESTRAFotografías familiares, dibujos que Chillida hizo de ella y de sus ocho hijos -algunos se muestran por primera vez- y tres retratos al óleo dan forma a una exposición que se completa con pequeñas esculturas moldeadas por ella misma y coloridos cuadros de flores que también pintó, una afición que mantuvo toda su vida.