2025 EKA. 30 GAURKOA Identidad y espiritualidad en Euskal Herria Félix PLACER UGARTE El contexto actual de nuestro mundo está caracterizado por la inestabilidad y la incertidumbre. Los enfrentamientos geopolíticos, las ideologías dominantes, las desigualdades injustas han creado una profunda crisis no solo política, económica y ecológica. Es una crisis de humanidad que afecta a todas las dimensiones de nuestra convivencia y de nuestra identidad diluidas en una «modernidad líquida», como afirma Zygmunt Bauman. El cambio climático, la economía capitalista neoliberal, los focos de guerra, el armamentismo sin frenos son los síntomas más preocupantes y amenazadores en niveles globales; pero también la conciencia de identidad de personas y pueblos se disuelven en una posmodernidad sin referencias donde solo cuenta lo inmediato, la información superficial invasora suministrada por las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC). Desde diversos análisis se ha llegado a la conclusión de que estamos ante un cambio de época, cuyas perspectivas y resultados son imprevisibles y de graves incertidumbres, donde se abren, sin embargo, nuevas posibilidades y esperanzas. Ante las urgencias ecológicas y emergencia de los pueblos, aparece cada día más apremiante y necesario recuperar formas de visión del mundo, de la tierra, establecer nuevas relaciones, reencontrar valores, sentirnos parte de un todo, donde no somos centro, sino relación. Cada pueblo, en sus raíces, encierra una sabiduría que le autoidentifica y le sitúa en relación con los demás, que da razón de su identidad diferenciada y se expresa en una espiritualidad por la que vive y siente su propia identidad y le hace ser él mismo, convivir con los demás en la naturaleza y comprender el mundo en que habita, vivir en libertad. Mantener la referencia a esa sabiduría será decisivo para no sucumbir en un mundo sin sentido, en una «civilización artificial», en una sociedad deshumanizada, sin conciencia de lo que somos, abocados a un «nihilismo tecnológico» como lo expone José María Lassalle, manipulados por una Inteligencia Artificial entrenada por los algoritmos de las corporaciones y Estados más poderosos. Tal conciencia espiritual no genera sentimientos de superioridad ante nadie, sino que nos hace sentir la relación holística con todo lo que existe, ser singulares y libres ante todo avance tecnológico y dominación económica y política para realizar en diálogo nuestro proyecto colectivo autodeterminado. Esto no significa ni implica una añoranza romántica o nostálgica del pasado. Es una interpretación creativa que brota de la memoria y la experiencia, de los símbolos culturales más profundos que nos han ido realizando como pueblo. En nuestro caso, en Euskal Herria, son los que han alimentado nuestra conciencia espiritual en los avatares de épocas conflictivas y ahora son referencia de nuestra identidad propia y diferente, también evolutiva dentro del pluralismo, con capacidad para relacionarnos con otras culturas, identidades y espiritualidades en un mutuo intercambio y enriquecimiento; también para acoger e integrar a tantas personas migrantes. En la compleja coyuntura del mundo actual, en los decisivos avances tecnológicos, ante las amenazas de pérdida de identidades y de «autoexplotación», según Byung-Chul Han, en las difíciles relaciones para mantener la justicia y convivir en paz entre pueblos y en equilibrio sostenible con la naturaleza, afirmar la genuina espiritualidad e identidad de cada pueblo no significa, por tanto, aislarse. Al contrario, es una oferta para defender, fortalecer, junto a otros pueblos, culturas e identidades, promover un hondo sentido de solidaridad, de diálogo, de mutuo enriquecimiento, de cuidado ecológico, de esperanza en un mundo libre y solidario. En la convulsa situación de la humanidad actual aporta su colaboración, afirmando lo que cada pueblo es y vive, su espíritu y valores. Euskal Herria, como todos los pueblos de la tierra, está inmersa en estos contextos y desafíos preocupantes a los que es preciso responder. En un reciente ensayo que acabo de publicar (Espiritualidad vasca. La conciencia espiritual de Euskal Herria en su mitología, euskara, identidad) trato de contribuir, en este momento crítico, a esa búsqueda y afirmación desde la perspectiva de lo que llamo «espiritualidad vasca», entendida como experiencia profunda referencial que nos hace ser y sentirnos sujetos que aman a su tierra, Ama Lur, y ahonda en sus raíces más profundas. Por ello, el tema de esa reflexión se centra en analizar las características de tal espiritualidad e identidad como conciencia vasca de lo que somos y nos conduce en la crítica coyuntura actual, a la solidaridad con otros pueblos, en última instancia, a un mundo de justicia y paz. La espiritualidad vasca, en diálogo con la conciencia espiritual de cada pueblo, podrá ser un vínculo más de unión para una humanidad hoy fragmentada en sus visiones enfrentadas e intereses opuestos, donde domina el falso «espíritu» de una ideología neoliberal globalizadora impuesta por una amenazadora tecnología poderosa y envolvente a su servicio. Sus engañosos mitos de progreso ilimitado y símbolos de consumo, carente de criterios éticos, reducen la tierra a un gran mercado sin conciencia donde todo se compra y se vende para beneficio de unos pocos y empobrecimiento de la mayoría, anulando también sus riquezas espirituales, su conciencia identitaria y su pensamiento creativo. El reconocimiento, cultivo y diálogo de las diversas espiritualidades son vías de humanización y respuesta ante esas amenazas y búsqueda apremiante, a la que la espiritualidad vasca contribuye desde sus originales intuiciones, su cosmovisión, su lengua, su sentido de la vida y relación con otros pueblos y culturas para ir construyendo un mundo libre y solidario. La espiritualidad vasca, en diálogo con la conciencia espiritual de cada pueblo, podrá ser un vínculo más de unión para una humanidad hoy fragmentada en sus visiones enfrentadas e intereses opuestos