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El terremoto de Kamchatka provoca un tsunami menor de lo esperado

A pesar de su intensidad de 8,8 en la escala Ritcher, el fuerte terremoto registrado de la costa del extremo oriental de Rusia -el segundo mayor del presente siglo- no provocó finalmente un tsunami de grandes proporciones, pero puso en alerta a la mayor parte del litoral del Pacífico, desde Chile hasta Canadá, además de Japón, China y Taiwán.

Oleaje tras el terremoto en la costa de la ciudad japonesa de Tateyama. (EUROPA PRESS)

Poco a poco, el Pacífico fue recuperando ayer la calma a medida que avanzaban las horas, después de que el temblor, localizado en la península de Kamchatka a las 11.24 -diez horas menos en Euskal Herria-, despertase el miedo a un posterior «tren de olas» en toda la costa de dicho océano. El continente americano de norte a sur, pero especialmente la zona más cercana al seísmo, pusieron en marcha de manera inmediata todos sus sistemas de prevención y aviso a la ciudadanía.

Rusia decretó el estado de emergencia en el norte de las islas Kuriles y en la bahía de Avacha, en el sudeste de la península, evacuando a unas 2.700 personas. A pesar de la virulencia de la sacudida, según los datos manejados en primera instancia por las autoridades rusas, no hubo que lamentar víctimas. Una ola de gran tamaño provocó inundaciones en la ciudad portuaria de Sévero-Kurilsk.

Tras el susto inicial, Japón emitió órdenes de evacuación que afectaron a unos dos millones de habitantes, ante la previsión de un oleaje de hasta tres metros de altura, que se quedó en ondas algo superiores al metro. El tráfico ferroviario y aéreo sufrió numerosos contratiempos y cancela- ciones, afectando incluso al área metropolitana de la capital, Tokio.

También China decretó la alerta amarilla en las costas de Zhejiang y Shanghái, en el este del país, posteriormente levantada ante un impacto menor del previsto desde el mar. En el caso del gigante asiático, a este fenómeno se le sumó el paso del tifón Co-may, el octavo de esta temporada, que obligó a la evacuación de 280.000 residentes en la zona de Shanghái.

AMÉRICA LATINA

Diversos países de América Latina también pusieron en marcha sus mecanismos de prevención ante la llegada de un posible tsunami. Chile mantuvo su alerta roja, especialmente en la Isla de Pascua y todo el borde costero, desde las regiones de Arica y Parinacota, en el extremo norte, hasta Magallanes, en su punto más austral, Perú cerró 125 puertos de manera preventiva, la mayoría en las regiones de Pura, La Libertad, Arequipa y Moquegua.

Ecuador precintó las zonas turísticas, entre ellas el parque nacional de las Galápagos, con la evacuación de 1.480 habitantes y visitantes. En Costa Rica se declaró la alerta amarilla y se suspendieron las actividades acuáticas durante las primeras horas. Por su parte, Colombia rebajó el nivel de peligro a una advertencia por fuerte oleaje.

Las alertas estadounidenses se centraron en un principio en Hawái, Alaska y la isla de Guam. Con el paso de las horas, la única parte de la costa que todavía estaba bajo alerta de tsunami se encontraba en el norte de California y abarcaba unos 64 kilómetros desde el sur de Klamath hasta la frontera con Oregón, incluyendo Crescent City.

SEGUNDO SEÍSMO

Diez horas y media después del primer seísmo se produjo la réplica de un segundo terremoto de magnitud 6,2. Su epicentro se situó a una profundidad de 69 kilómetros y a casi 200 kilómetros al este de Petropávlovsk-Kamchatski, la capital de Kamchatka. También Perú registró sendos temblores de magnitud 4 en la provincia de Palpa y de 3,6 en Canas.

Como consecuencia de las dos grandes sacudidas en el extremo oriental de Rusia, el volcán Kliuchevskói, el más alto activo de Eurasia, entró en erupción. Con 4.800 metros de altura, está ubicado a solo 30 kilómetros de Kliuchi, una población en la que viven unas 4.500 personas.

La región de Kamchatka, una de las zonas de mayor actividad sísmica y volcánica del planeta, contabiliza 130 volcanes en su territorio, de los cuales una treintena están catalogados como activos.