2025 IRA. 05 ALEMANIA, EN CRISIS Las encuestas auguran una fuerte subida de la neofascista AfD Después de las elecciones anticipadas del 23-F, la segunda y última cita electoral de importancia se celebrará en diez días en Renania del Norte Westfalia. Los comicios municipales serán de repercusión nacional ya que, de los 82 millones de habitantes de Alemania, unos 19 millones residen en este estado, el más poblado de la República Federal. El bipartito del canciller Friedrich Merz sufrirá pérdidas. (Michael NGUYEN | AFP) Ingo NIEBEL Esta semana han terminado las vacaciones escolares en Renania del Norte Westfalia. Desde mediados de agosto, los partidos vienen colocando sus carteles electorales en las calles. Debido a las características de este land, el resultado impactará en la política nacional. Desde mayo, el canciller demócrata cristiano, Friedrich Merz (CDU), gobierna el país con los socialdemócratas de su vicecanciller y ministro de Hacienda, Lars Klingbeil (SPD). Ya han cumplido más de cien días en el poder, pero en el país no se nota en absoluto el aire de cambio que Merz prometió tanto en campaña electoral como tras asumir el cargo. Más bien se ha lucido faltando sus promesas. Nada más que ganar los comicios anticipados del 23 de febrero, acabó con su hasta entonces sacrosanto «freno de la deuda» para poder contraer nuevas deudas por el valor total de 800 millones de euros. Su giro de 180 grados enojó a buena parte del electorado de la CDU. Después dejó claro que no les iba a reducir el impuesto sobre la electricidad a los ciudadanos. Esta promesa figura en el pacto de coalición con Klingbeil. PROMESAS INCUMPLIDAS Pero ambos partidos han descubierto que no tienen recursos para cumplir su palabra. Como último ejemplo, el canciller había prometido a su socio de Gobierno que su grupo parlamentario votaría a la candidata del SPD a jueza de la Corte Federal Constitucional. Sin embargo, una buena parte de los propios diputados se opusieron a ello. Obviamente, el presidente del grupo parlamentario, Jens Spahn, no ha podido - o querido- cumplir el deseo de su jefe político Merz. Desde entonces, ha diminuido la confianza del SPD en la CDU. Esta desconfianza se refleja en las calles. Según un estudio del instituto Forsa sobre las simpatías de Merz después de los 100 días en el cargo, solo el 29% de los encuestados está contento con la gestión del canciller. Es el peor resultado en comparación con sus dos antecesores en el cargo. En 2005, Angela Merkel (CDU) obtuvo el 74% al iniciar la primera Gran Coalición con el SPD, y su sucesor, Olaf Scholz (SPD), el 56% con su tripartito con los Verdes ecologistas y liberales (FDP) en 2021. De la falta de credibilidad y coherencia de los dos partidos en el Ejecutivo se aprovecha la neofascista Alternativa para Alemania (AfD). Dado que no gobierna en ningún municipio puede explotar al máximo los errores de la coalición política que hasta ahora no solo se niega a colaborar con ella, sino que incluso baraja ilegalizarla. No obstante, se trata de un proceso jurídico muy complicado ya que la Corte Constitucional ha establecido baremos muy altos para prohibir un partido. Además, la AfD ya no es ninguna fuerza extremista de poca relevancia ya que el 14-S podría subir unos 9 puntos, llegando a una media de 14 puntos en Renania. Así, empataría con los Verdes, que bajarían unos 6 puntos. Hasta ahora, la AfD se ha mostrado solo fuerte en las zonas rurales, pero en esta cita electoral la atención se centra en determinadas ciudades de la cuenca del Ruhr que han sido feudos del SPD. Sin embargo, durante la última década el partido de Klingbeil y también la CDU han perdido terreno político de forma constante dejando de lado villas como Gelsenkirchen, afectadas duramente por el declive industrial de lo que era el histórico centro metalúrgico y minero de Alemania. HASTA ENTRE LOS INMIGRANTES El mensaje xenófobo de la AfD cala también entre descendientes de inmigrantes que miran con recelo las ayudas públicas que reciben los refugiados recién llegados de Oriente Próximo y Ucrania. Por ahora, los pronósticos auguran que la CDU y el SPD perderían unos dos puntos, situándose en el 31% y 22%, respectivamente. El partido Die Linke (La Izquierda) espera subir el mismo porcentaje y quedarse en el 6%, lo cual supondría una victoria sobre su escisión, BSW, que obtendría solo el 2%. Mientras tanto, los Verdes han optado por concurrir en estas elecciones haciéndose los invisibles: en sus carteles apenas se distingue su logo. En las generales del 23-F perdieron el 3% y desde entonces se les responsabiliza ante todo del declive económico del país. Mientras tanto, Merz ha de preocuparse por su propio futuro político. No puede fiarse del jefe de su grupo parlamentario Spahn. A este último, además de estar investigado por su gestión de la compra masiva de mascarillas en la pandemia, se le ha visto junto con la presidenta del Bundestag, Julia Klöckner (CDU), en encuentros con empresarios y medios que se hallan en el ala derecha de su partido. Esta corriente se muestra abierta a una coalición con la AfD. A perro flaco... Dado que no gobierna en ningún municipio, la AFD puede explotar al máximo los errores de la coalición gubernamental, que hasta ahora no solo se niega a colaborar con ella, sino que incluso baraja ilegalizarla.