2025 URR. 11 EDITORIALA Un alivio urgente y necesario, una paz lejana {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} El alto el fuego entró ayer en vigor en Gaza. No hay más que observar la alegría de la población palestina sobre el terreno para entender el alivio que supone este freno, de momento precario, al genocidio. La interrupción de las matanzas, la retirada -todavía incompleta- de las tropas israelíes y la entrada de ayuda de primera necesidad eran los puntos más urgentes sobre la mesa. Le sigue el intercambio de rehenes, que debería concretarse en los próximos días con la entrega de los 48 israelíes, vivos y muertos, todavía en manos de Hamas en la Franja. Al otro lado, el acuerdo sella la liberación de casi 2.000 palestinos todavía en cárceles israelíes. A partir de aquí, todo son incógnitas, porque la experiencia dicta que Tel Aviv no es un socio fiable a la hora de cumplir acuerdos y porque la volatilidad del padrino del pacto, Donald Trump, no permite grandes certidumbres. La prioridad debe ser el respeto al alto al fuego y a los términos de este primer acuerdo, cuyo cumplimiento podría dar pie a nuevas fases. El escepticismo está más que justificado y es importante enfocar bien el retrovisor, porque la tentación de compensar las cesiones en Gaza -así las viven en el Gobierno de Netanyahu- con nuevas ofensivas en Cisjordania puede ser importante. Pero si el camino de la negociación se abre, recorrerlo es una obligación. Entre las razones que han facilitado este cambio de escenario en Gaza se da una conjunción entre elementos como la iniciativa de Trump -encolerizado por el ataque israelí a sus socios qataríes-, y la presión internacional creciente que, desde la calle, sigue escalando a instituciones y Gobiernos. Esta presión se va a tener que redoblar si las negociaciones avanzan, porque ni habrá paz sin atender al origen del conflicto, ni habrá justicia sin que los responsables del genocidio rindan cuentas. Atender el origen exige poner fin a la ocupación y al apartheid, dando pie a que los palestinos decidan su propio futuro. Buscar la justicia, a su vez, significa seguir apoyando la legalidad internacional, en base a la cual los criminales por el genocidio en Gaza deben ser detenidos y juzgados.