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CRISIS CLIMÁTICA Y TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Lakua fía varias desinversiones en combustibles fósiles al hidrógeno

El Plan de desinversiones de combustibles fósiles recoge el cese de la actividad de la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi, ya en marcha, pero no ocurre lo mismo con otros activos como la central térmica Bahía Bizkaia Electricidad o la incineradora de Zabalgarbi. Desde Lakua se apela a las oportunidades que presenta el hidrógeno como posible sustituto del gas natural.

Mikel Jauregi e Imanol Pradales, en la presentación de la red troncal del hidrógeno. (Mikel MARTINEZ DE TRESPUENTES)

La ciencia ya no sabe cómo decirlo: o se reduce drásticamente el empleo de combustibles fósiles o las condiciones que han posibilitado la vida de muchas especies, incluida la humana, en el mundo, van a cambiar drásticamente.

Una de las palancas con la que se intenta incidir en foros como la COP30, que se desarrolla estos días en Brasil, es la desinversión en activos fósiles. La teoría es que la retirada de las inversiones hará menos atractivo el sector y ayudará a estigmatizar a las compañías con intereses en los combustibles fósiles responsables del calentamiento global.

Nacido en los campus universitarios estadounidenses, existe un Movimiento global de desinversiones bien articulado, con presencia en las Conferencias del Clima de la ONU, que asegura haber logrado el compromiso de 1.667 instituciones -Gobiernos, empresas, bancos, fondos de pensiones, universidades, etc.-, que han desinvertido 40,76 billones de dólares. Por ejemplo, el Banco Europeo de Inversiones anunció en 2019 que dejaría de financiar proyectos fósiles.

Al otro lado, y más allá de los previsibles argumentos de la propia industria fósil, hay quien alega que una desinversión absoluta puede dejar en manos exclusivamente privadas y poco escrupulosas sectores estratégicos cruciales para la economía, y que podría perderse un capital importante para impulsar fuentes de energía menos dañinas.

DESINVERSIONES EN LA CAV

Este debate sobrevuela el Plan de desinversiones de combustibles fósiles del Ente Vasco de la Energía (EVE), aprobado en febrero pero hecho público recientemente. Es fruto de la Ley de Transición Energética y Cambio Climático aprobada en febrero de 2024 en el Parlamento de Gasteiz con los votos de PNV, EH Bildu y PSE. La norma daba un plazo de un año para planificar desinversiones «en cualquier tipo de sociedad, empresa, iniciativa o proyecto orientado a explorar, explotar, refinar o procesar combustibles fósiles, incluidas las actividades de generación de electricidad quemando combustibles fósiles».

La Ley añade, en una disposición adicional, que el dinero obtenido con estas desinversiones será «principalmente» destinado a «la promoción o el desarrollo de proyectos de energías renovables o a otras actividades relacionadas con la transición energética».

¿Qué dice este Plan de desinversiones? Primero de todo, cabe destacar que establece el cese de actividades de la Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi (Shesa), la sociedad desde la cual se trató de imponer el fracking en Araba durante años. A la espera del visto bueno del Ministerio a la venta de sus activos a Heyco Energy, el plan prevé que la plantilla de Shesa se integre en el EVE en enero de 2026, y que para junio cese definitivamente sus actividades.

Las otras dos sociedades afectadas por el plan de desinversiones, sin embargo, no cuentan con planes tan expeditivos. Se trata de la central de ciclo combinado Bahía Bizkaia Electricidad (BBE) y de la incineradora de Zabalgarbi. Otras infraestructuras como Bahía Bizkaia Gas (BBG), la regasificadora que funciona en tándem con la central en el Puerto de Bilbo, quedan fuera del plan de desinversiones, al entender que se centran en la «recepción, almacenamiento y gasificación de un gas natural licuado», quedando fuera del ámbito definido por la Ley, según se explicó a este medio desde el departamento.

OPORTUNIDADES Y LÍMITES DEL HIDRÓGENO

En el Plan de desinversiones, el EVE alega que el reciente cambio accionarial en la central térmica -Gunvor compró en 2023 el 75% que poseía BP, mientras que el EVE conserva el 25%-, así como el fin del contrato de compraventa de gas natural a largo plazo, ha llevado a BBE a «abrir un periodo de análisis y reflexión estratégica», al cual se añadirán, durante 2026, «ámbitos ligados a la posible descarbonización de la planta».

Por todo ello, el Plan de desinversiones considera que «parece razonable esperar a la culminación de este análisis para tomar una decisión definitiva sobre el papel que el EVE vaya a tomar en esta sociedad en función de la orientación definitiva que se dé a la actividad».

En el plan no se menciona, pero detrás está la posibilidad de reconvertir la planta, que ahora genera electricidad a través de gas natural -fósil-, para que la pueda generar con hidrógeno verde. El consejero del ramo, Mikel Jauregi, lo explicitó el pasado 3 de noviembre, cuando en la inauguración de la red troncal del hidrógeno declaró, al mencionar la planta de BBE, que «con la nueva infraestructura del hidrógeno, abrimos la puerta a sustituir ese gas por hidrógeno verde».

Un día después, en la presentación del presupuesto del departamento en comisión parlamentaria, Jauregi añadió que «es mucho mejor tener una infraestructura eléctrica que, en vez de depender de gas importado norteamericano, sea de hidrógeno verde ibérico». Preguntado por el parlamentario de EH Bildu Ander Goikoetxea por más detalles, dado que en el proyecto de presupuestos no hay ninguna partida al respecto, Jauregi contestó que ya vendrán a pedir dinero si, finalmente, el proceso de reflexión se encamina en esa dirección.

El papel del hidrógeno verde en la transición energética es un tema aún sujeto a debate. Tecnológicamente está todavía en un nivel de desarrollo muy incipiente y algunas voces denuncian que no es mucho más que una trampa para seguir quemando gas natural y vehicular grandes inversiones públicas a través de fondos como los Next Generation europeos, pero también puede llegar a cumplir un papel a la hora de eliminar las emisiones en sectores de muy difícil descarbonización. Oiremos hablar mucho sobre hidrógeno los próximos meses.