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EDITORIALA

Construir más no va a bajar por sí solo los precios


Una hora. Eso es lo que PNV y PSE necesitaron ayer en el Parlamento de Gasteiz para tumbar todas y cada una de las 160 enmiendas de los partidos de la oposición a la Ley de Medidas Urgentes en Materia de Vivienda, Suelo y Urbanismo. Tienen la mayoría para hacerlo, claro está, pero igual que al rechazar las ILP sobre pensiones y salarios mínimos, resulta complicado hablar de un Gobierno abierto al diálogo cuando esa mayoría se utiliza cual apisonadora. ¿No había ni una sola enmienda que mejorara la propuesta original? En este caso, la tramitación tiene un agravante: pese a ser un proyecto gubernamental (lo dio a conocer la Consejería de Vivienda), lo llevaron al Parlamento los partidos, lo que evita al Ejecutivo tener que acompañar la propuesta de informes técnicos y legales.

Sobre la norma, cabe destacar que se basa mayormente en flexibilizar normas y procedimientos ya existentes. Aligerar burocracia innecesaria es siempre una buena idea, pero eliminar controles para acelerar procedimientos es una cosa diferente. Si existe un cuello de botella que impide agilizar los trámites, lo que hay que hacer no es eliminar requisitos, sino poner los medios necesarios para que ayuntamientos y otras instituciones puedan cumplir con sus obligaciones en plazos razonables. Del mismo modo, bajo la etiqueta de la flexibilización se va a reducir el porcentaje de viviendas protegidas exigidas actualmente a constructoras y promotoras. Flaco favor a quienes están siendo expulsados del mercado de la vivienda no por su escasez, sino por su precio.

Aquí radica el pecado original de la propuesta, que fía toda solución al problema de la vivienda a la construcción de nuevos edificios, renunciando a intervenir sobre un mercado especulativo que no para de aumentar los precios a costa de un derecho. Construir puede ser necesario en algunos casos, pero no va a bajar por sí solo el precio del metro cuadrado. Nunca se ha construido tanto como en los años previos a la crisis de 2008, y los precios no pararon de subir. Intervenir sobre el mercado y multiplicar el parque público de vivienda es indispensable para atajar una de las grandes crisis del presente.