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CINCUENTA AÑOS DE LA MUERTE DE FRANCO

Entre romper con la monarquía y defender lo que es «casi un milagro»

El cincuenta aniversario de la muerte de Francisco Franco generó ayer diversas reacciones en el arco político estatal. De este modo, hubo formaciones que exigieron romper con «la herencia» de la dictadura que representa la monarquía española, mientras que el presidente Pedro Sánchez llamó a defender lo que definió como «una historia de éxito casi única» y «un milagro».

Pedro Sánchez asistió a la presentación de la serie ’Anatomía de un instante’, basada en el golpe de Estado de 1981. (Ricardo RUBIO | EUROPA PRESS)

El arco político estatal reaccionó al cincuenta aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco con varias formaciones exigiendo romper con «la herencia» de ese régimen totalitario que ahora representa la monarquía española y con el presidente Pedro Sánchez llamando a defender «el milagro de la democracia».

Las más críticas fueron EH Bildu, ERC y BNG, que exigieron esa ruptura con la monarquía por sus vínculos con el franquismo y para avanzar «hacia un futuro de auténtica libertad y democracia», a la vez que criticaron los «actos oficiales» programados -a los que no van a acudir- que buscan «blanquear el pasado y legitimar en el presente una institución anacrónica».

«Reafirmamos nuestra voluntad de construir repúblicas libres, democráticas y justas, donde la soberanía resida realmente en la ciudadanía», apostillaron.

EH Bildu, ERC y BNG destacaron que la monarquía española «no nació de la voluntad popular ni del ejercicio libre y democrático de la ciudadanía», sino de «una decisión impuesta por el dictador Francisco Franco», que designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor «a título de rey». Esta designación «a dedo» se llevó a cabo «sin consulta ni legitimidad democrática» y «marcó la recuperación de una institución anacrónica, hereditaria y vitalicia, incompatible con principios democráticos esenciales».

Las fuerzas soberanistas señalaron que la monarquía ha funcionado desde la muerte de Franco «como pilar fundamental para la continuidad de las estructuras de poder del régimen franquista» y «como mecanismo de preservación de la unidad del Estado frente a los derechos nacionales y sociales de nuestros pueblos».

LIBERTAD E IGUALDAD

«Cinco décadas después -indicaron-, la monarquía española sigue siendo un estamento que no responde a los valores republicanos de libertad, igualdad y democracia que tanto los ciudadanos y ciudadanas de nuestras naciones como las mayorías sociales del Estado anhelan». Al mismo tiempo, valoraron que «el mantenimiento de la estructura heredada del franquismo constata que no habrá verdadera democracia mientras la Jefatura del Estado no sea elegida por el pueblo y se niegue el derecho a decidir de las naciones catalana, vasca y galega».

En el mismo sentido se expresó Podemos, que criticó que la monarquía «fue la heredera política» del franquismo, cuyo «legado sigue presente también en grandes fortunas, medios y cúpulas judiciales».

Su secretaria general, Ione Belarra, dijo en la red social X que el «franquismo nunca murió porque sus crímenes nunca fueron juzgados» y, ante los 50 años de la muerte del dictador, dijo que van a empujar «con más fuerza» para que en el Estado español se instaure una república como modelo de Jefatura del Estado.

OLVIDOS Y VELOS

El PNV denunció los «olvidos y velos intencionados» acaecidos tras la muerte del dictador, al no haberse producido una «ruptura». En rueda de prensa en Bilbo con motivo de esta efeméride , el presidente jeltzale, Aitor Esteban, y la portavoz en el Congreso español, Maribel Vaquero, recordaron a las víctimas y las décadas de «lucha por traer las libertades, la democracia y el autogobierno».

En este sentido, Esteban advirtió de que tras la muerte del dictador se llevó a cabo una transición que impidió tanto entonces como después cambiar «estructuralmente» algunas cuestiones.

«Ha habido muchas cosas que no se han tocado y un sustrato que se ha mantenido. Una historia que se ha contado y de la que ahora descaradamente sacan pecho, tras el sufrimiento que trajeron», describió en referencia a Vox. Y censuró que continúe en vigor la Ley de Secretos Oficiales, de 1968, cuya reforma lleva planteando el PNV en el Congreso desde 2016.

Por su parte, el parlamentario de Sumar en Gasteiz, Jon Hernández, recordó a «los miles de hombres y mujeres que lucharon contra la dictadura» y que durante cuatro décadas «se sacrificaron» para que el Estado español disfrute «hoy de libertades y de una democracia limitada».

A su llegada al pleno de la Cámara autonómica, Hernández recordó que gracias a esas personas ha sido posible «que hoy se pueda discutir sobre cuestiones políticas» en instituciones como la suya. «Hoy tenemos libertades y democracia limitada gracias a todas esas personas que lucharon contra la dictadura».

«UNA HISTORIA CASI ÚNICA»

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también recordó el aniversario haciendo un llamamiento a «defender la democracia española», que calificó de «casi un milagro», frente a quienes considera que «idealizan» regímenes autoritarios y sienten nostalgia del franquismo.

Según expone en un artículo publicado en el digital eldiario.es, el paso de una dictadura «represiva» a la democracia «plena» fue, afirma, «una historia de éxito casi única», una «excepcionalidad» que hizo que «España pasase de ser un país pobre y aislado a uno próspero e integrado en el mundo».

«Se trata de un logro excepcional que muy pocos han conseguido. De entre casi cien países con más de diez millones de habitantes, solo cuatro han seguido un camino similar en los últimos cincuenta años. Una excepcionalidad que no podemos permitirnos olvidar», recalcó.

En su texto, aunque reconoce que es justo reconocer a quienes «desde posiciones de responsabilidad tuvieron la visión política y el espíritu de concordia necesarios para encauzar una democracia aun frágil», pide no olvidarse de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes que conquistaron los derechos.

«La democracia no cayó del cielo, no nació de una coincidencia feliz ni de un consenso súbito entre élites convencidas de que el cambio era inevitable», sino que fue «el pueblo español el que tiró hacia adelante en los momentos de duda» y «arrancó» los derechos plasmados en la Constitución.