2025 AZA. 24 El proceso de construcción de La Sinsorga, en la gran pantalla Lo que debían ser seis meses acabaron siendo 18 y, ahora, los han condensado en poco menos de hora y media de documental. La obra del espacio cultural feminista de Bilbo La Sinsorga es singular porque la quisieron hacer solamente con la participación de mujeres. El trabajo que recoge el proceso se estrena hoy en Zinebi. La maqueta de la Sinsorga, un recurso que han utilizado en el documental y que estará expuesto en La Sinsorga a partir del 4 de diciembre. En la página siguiente, Andrea Momoitio, frente al espacio cultural feminista de Bilbo. (Nueve Cartas) Nerea LAUZIRIKA {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} A brieron La Sinsorga en junio de 2023, pero Irantzu Varela y Andrea Momoitio llevaban para entonces 18 meses inmersas en una obra que llegó a parecer interminable y aún más tiempo trabajando en el proyecto del espacio cultural feminista. A partir de esta semana, ese proceso podrá verse en la gran pantalla. El documental “Llámame sinsorga” que han dirigido Marta Gómez y Paula Iglesias se estrena esta tarde en el festival Zinebi y el próximo 28 de noviembre en cines. La idea de documentar la obra nace, según explica a GARA la propia Momoitio, de una propuesta que Varela y ella hicieron a las directoras. Y es que es un proceso digno de quedar plasmado, ya que es una obra llevada a cabo casi íntegramente por mujeres, en la que la participación de trabajadores varones ha sido prácticamente anecdótica. Momoitio admite que pecaron de ingenuas al pensar que si ponían las condiciones materiales, es decir, la obra en la que trabajar y el capital con el que remunerar la labor que se iba a realizar, sería relativamente fácil, o al menos posible, dar con mujeres fontaneras, electricistas… Sin embargo, han podido comprobar que los tentáculos del patriarcado llegan también, como no podía ser de otra manera, al acceso de las mujeres a determinados ámbitos laborales. Gómez e Iglesias recogieron el guante lanzado por Varela y Momoitio y han realizado un documental que se aleja de lo meramente informativo y explora otras formas estéticas de expresión, intercalando momentos de la propia obra con música, poesía y conversaciones. Es una decisión que, explica Gómez, obedece a la voluntad de no manipular lo que sucedía frente a sus ojos. Del documental llama la atención, entre otras cuestiones, el sonido. Gómez explica que les apetecía que la obra estuviera presente en momentos de tensión e incertidumbre y por ello han convertido el ruido en banda sonora, logrando envolver al espectador. «Ellas tenían la idea de que (la obra) quedase recogida para la posteridad», relata Gómez. Recuerda que la contrapropuesta que hicieron a Varela y a Momoitio sorprendió a las promotoras del espacio, «hacer directamente una película, porque creíamos que tenía muchísimo más potencial la historia y que realmente podía generar un impacto». «Ha sido un infierno», Momoitio se ha mostrado contundente sobre el proceso de adecuación de la antigua tienda de novias. La tarea que debía realizarse en seis meses se alargó hasta triplicarse, en parte, por el empeño en realizar la obra solamente con mujeres, que dificultó encontrar al equipo. «Y luego, encima, también queremos hacer un documental», cuenta Momoitio, ya que a causa de la grabación hubo momentos en los que no pudieron trabajar al ritmo deseado. La grabación afectó a la obra y viceversa, ya que, cuenta Gómez que los tiempos de rodaje los marcó la propia obra, «que se alargó muchísimo, como pasa en la vida real con cualquier obra». Eso las obligó a adaptarse a las circunstancias para poder cubrir todo el proceso, «porque hubo que hacer mucho reajuste de calendario y de presupuesto». Pero, con el objetivo claro de documentar con el mayor rigor posible un proceso que solo tendría lugar una vez, han conseguido realizar la película, haciendo uso de recursos como una maqueta para contar lo que no habían podido grabar. Además, cabe destacar que no solo la obra está hecha casi íntegramente con mujeres, las directoras del documental quisieron seguir también esa lógica, con una conclusión similar. «Nosotras, desde el principio, también tomamos la decisión de asumir este reto como algo propio», cuenta Gómez. Relata que ha sido un proceso «muy paralelo y conjunto» y que se ha encontrado con obstáculos parecidos. Han concluido que, del mismo modo en que no se puede hacer una obra solamente con mujeres, no se puede hacer una película solamente con mujeres, debido a la hostilidad de ciertos sectores a la presencia femenina. Sin embargo, han conseguido que las directoras de los distintos departamentos del documental sean mujeres, logro con el que Gómez se muestra satisfecha. Momoitio explica que si bien pensaban que les costaría encontrar a mujeres en determinados gremios, lo que les costó fue dar con aquellas a quienes pudieran contratar. Muchas de las que se acercaron habían terminado dejando la profesión para dedicarse a otros sectores: «Hay muchas formadas, pero en el momento de acceder al mercado laboral han encontrado tantas dificultades, o una vez ya formaban parte de alguno de estos gremios han tenido tantos problemas, que eso ha hecho que se vayan retirando». Porque, para las mujeres el reto no es solo acceder a determinados ámbitos, sino resistir en los mismos. Sin embargo, Momoitio está satisfecha con la labor realizada, ya que han conseguido crear un espacio en el que las trabajadoras se han sentido cómodas. Es un sentir que comparte Gómez, al haber conseguido plasmarlo en la película. CONSTRUIR SIN DESTRUIR Lejos de las tendencias actuales, durante la obra apostaron por la conservación. «Es más fácil romper y volver a construir que rehabilitar», que es lo que han hecho en La Sinsorga. Así, han mantenido la gran lampara que da la bienvenida al espacio, así como las molduras, entre otros detalles, empeño que se ve reflejado en el documental. Si bien la decisión de trabajar con mujeres supuso un esfuerzo añadido, el proceso que vivieron terminó dándoles la razón, ya que, según cuenta Momoitio, varios hombres con los que trabajaron las trataban, tanto a Varela como a ella, «como dos niñatas jugando a una casita de muñecas, en ningún momento nos reconocieron como interlocutoras válidas». El miedo fue un fantasma que rondó el proyecto desde su nacimiento, un miedo absolutamente fundado ya que los espacios en los que anteriormente habían trabajado y militado Momoitio y Varela habían sufrido numerosos ataques. La Sinsorga no es una excepción. Tienen en el baño una pintada que reza “Feminazis” que han optado por enmarcar y Momoitio relata que no son pocas las veces en las que que algún hombre para frente al ventanal del espacio cultural, sin más que hacer, a dedicarles una peineta o «a agarrarse los cojones». CASI AÑO Y MEDIO, TODA UNA VIDA Pero desde que abrieron en junio de 2023, hace ya más de un año, no han sufrido ningún ataque «grave». Además, el buen funcionamiento del centro les ha dado fuerza y capacidad de hacer frente a los mismos. Hacen, por lo tanto, una valoración positiva del proyecto. «Me parece que llevamos aquí toda la vida», dice Momoitio, inmersas en una labor que, admite, «es más difícil de lo que me había imaginando». Mantenerlo abierto es un reto diario y asegura que están «continuamente en la cuerda floja». Sin embargo, consiguen sortear las dificultades y explica que «va cada vez mejor». Se encuentran «muy ilusionadas» con el próximo estreno del documental. Momoitio cuenta que a ella le ha encantado y espera que cause esa misma impresión en todo el que lo vea. Por ello, le gustaría que sirviera como reclamo y propiciara que más gente se animara a acercarse a La Sinsorga, «y sientan el espacio como un espacio propio y cercano». Además, el 4 de diciembre inaugurarán una exposición sobre la película, en el mismo espacio que sirvió de plató en su momento. Gómez comparte ese sentir, ya que el documental tuvo una buena acogida en el estreno mundial del Festival Internacional de Cine de Varsovia. «Volvimos muy contentas, pues no sabes cómo se va a recibir una historia tan local rodada en un espacio cerrado en Bilbao», cuenta, pero la acogida fue muy positiva. Ahora, toca presentarlo en casa, «vamos de un extremo a otro». El documental se proyectará en distintas salas de Euskal Herria a partir de este mismo viernes.