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OLATZ RIVERA
Árbitra

«Todavía sigo flipando cada vez que me llega una designación»

Soñaba con ser futbolista pero un día cambió el balón por el silbato y ha acabado recorriendo un camino que parecía impensable. Olatz Rivera (Bilbo, 1996), la cara más conocida del nutrido grupo de colegiadas vascas, es una de las dos únicas árbitras de la Federación Española de categoría Elite UEFA, lo que le ha abierto la puerta de los grandes torneos.

(Andrea AMATO | AFP)

Hace una década empezó su formación arbitral. Este mismo año, Olatz Rivera ha dirigido un encuentro en la Eurocopa y la final del Mundial sub-17. «Ya empiezo a acumular experiencias, pero todavía sigo flipando cada vez que me llega una designación», confiesa.

Solo hace 34 años que una mujer arbitró por primera vez un partido oficial de la FIFA, concretamente la final de consolación del primer Mundial femenino que dirigió Claudia Vasconcelos. Y ahora estamos charlando de sus partidos aquí y allá con toda naturalidad.

Tampoco diría naturalidad. Empiezo a mirar atrás y pienso ‘¿pero cómo hemos llegado a esto?’. Es que hace tan solo tres o cuatro años era impensable. No me acostumbro, siguen llegando cosas y dices ‘guau’. Pero que sigan llegando, que yo acepto todo.

El salto no solo lo ha dado usted. Hasta anteayer era muy difícil encontrarse con una árbitra. No sé si recuerda cuál fue la primera en su caso.

Seguramente la primera de la que tuve referencias fue Bibiana Steinhaus, que se hizo muy conocida por ser la primera en arbitrar partidos de la Bundesliga masculina. A mí personalmente me arbitró por primera vez una chica en Zarautz, no recuerdo su nombre, cuando estaba en Liga Vasca. Y ese mismo año nos arbitró más adelante Bea Arregi, que sigue siendo compañera nuestra.

Se apuntó a los cursos de formación arbitral en esa tesitura. Sería difícil pensar que llegaría aquí.

En ningún momento se me pasó por la cabeza. Si todavía me pellizco. Mi sueño era ser futbolista, pero sabía que era muy complicado llegar y ganarse la vida jugando. Y cuando tuve que decidirme entre jugar y arbitrar, estaba en lo mismo, era imposible pensar que podría dedicarme a esto. Es que hasta hace cuatro años tenía mi trabajo y vivía de ello. Miro atrás y digo ‘¿pero cómo es posible?’.

Uno de los mayores impulsos al arbitraje femenino fue la decisión de que los partidos de Primera los dirigiesen solo mujeres. Pero generó polémica entonces y lo sigue haciendo ocho años después.

Es un tema en el que prefiero no meterme. Yo siempre voy a intentar hacerlo lo mejor posible. La satisfacción de acabar un partido y sentir que has cumplido con tu deber, aun sabiendo que se pueden cometer errores, no tiene precio.

Le planteo otro, más que polémica, debate. ¿Por qué todo lo relacionado con el fútbol masculino se considera un premio, un ascenso? ¿Un partido de Segunda masculina es mejor que uno de la Champions femenina, por ejemplo?

Dependerá de cómo lo enfoque cada uno. Yo soy árbitra. A mí me pones un partido de alevines y tengo y quiero hacerlo bien. Todo lo que sea arbitrar, me va bien.

Otra controversia. Se aplaudía la llegada del FVS y ahora todo son protestas por cuánto se alargan los partidos. Usted ya lo había usado en torneos internacionales. ¿Qué opina?

Yo creo que toda herramienta que ayude a hacer el fútbol más justo, a tomar la mejor decisión y a tratar de evitar los errores más groseros, es bienvenida. Como en todo, siempre hay aspectos que se pueden mejorar. Pero creo que es una herramienta bastante útil.

Es que las revisiones se hacen eternas.

Hay decisiones que hay que revisar bien. Estás dando un gol, o anulándolo, un penalti, que pueden decidir un partido. No es una falta sin más.

Vendría bien una herramienta para evitar insultos o campañas en redes. En eso, el fútbol femenino se va asemejando al masculino y a usted ya le tocó sufrirlo el año pasado.

Cada uno tiene que trabajar consigo mismo para que estas cosas no le afecten porque si no... Y las redes sociales me las quité hace unos meses. Tampoco las utilizaba mucho y no las echo de menos para nada.

Imagino que es la peor parte de su trabajo. ¿Y la mejor?

Me encanta terminar los partidos con la sensación de haber hecho bien mi trabajo. Y me siento muy afortunada porque trabajo en lo que quiero y me gusta. Lamentablemente, no todo el mundo puede dedicarse a su pasión, ni siquiera a algo que le gusta. Lo mejor, sin duda, es que disfruto de cada minuto de mi trabajo.

Hay minutos y minutos. Los de un partido de la Eurocopa o los de la final del Mundial sub17 no los tiene cualquiera.

Imagínate. Fui a la Eurocopa de soporte y cuando llegó la designación, no me lo podía creer. El subidón fue doble por la sorpresa. Y del Mundial, qué voy a decir. Es que son las mejores del mundo y tú estás ahí.

Por edad, por recorrido, por fechas, no es difícil imaginar cuál es su próximo objetivo.

[Se ríe] No sé, ponlo tú.

¿Brasil 2027?

Bueno, sí, a ver. Yo prefiero pensar, y hasta ahora me ha ido bien, en hacer lo mejor posible mi trabajo, que no me quede ningún ‘y si’, y lo que tenga que venir, vendrá. Si llegan las cosas, bien. Y si no, sigue siendo mi pasión, así que lo disfrutaré igualmente.