2025 ABEN. 04 Acusan a Lakua de acallar a una víctima en el acto de Gernika Monika Aperribai denunció ayer que los organizadores del homenaje a las víctimas del bombardeo de Gernika intentaron acallar a su padre, un superviviente que «no olvidará lo que le han hecho aquellos a los que se les llena la boca al hablar de reconciliación y perdón». Imagen de Emilio Aperribay. (EP) GARA GASTEIZ {{^data.noClicksRemaining}} Artikulu hau irakurtzeko erregistratu doan edo harpidetu Dagoeneko erregistratuta edo harpideduna? Saioa hasi ERREGISTRATU IRAKURTZEKO {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Klikik gabe gelditu zara Harpidetu {{/data.noClicksRemaining}} El pasado 28 de noviembre, el cementerio de Zallo acogió un homenaje a los supervivientes del bombardeo de Gernika. Un acto al que acudieron el presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, que realizó una petición de perdón ante el brutal crimen fascista, y el monarca español, Felipe de Borbón, que se limitó a guardar silencio, inmóvil a unos metros. Allí estaba Emilio Aperribay, un superviviente del ataque al que los organizadores del evento, entre ellos el Gobierno de Lakua y el Ayuntamiento de Gernika, trataron de acallar, según denunció su hija Monika Aperribai ayer en una carta publicada en NAIZ. «Lo que hicieron con un hombre nonagenario no tiene ninguna justificación», destacó, recordando que su padre cuenta «con una trayectoria de reivindicación, defensor nato de la paz, la verdad, la justicia, la reparación. Una víctima que acude y se implica en casi todos los actos de Memoria Histórica y se preocupa por transmitirla, alguien que padeció una guerra, un exilio, silencio, miedo, una dictadura, alguien que se emociona porque tiene sentimientos». Señaló que en el acto solo había tres supervivientes, dos mujeres y su padre; «y hubo algunos, muy pocos son los que quedan ya, que quisieron asistir y no se les permitió». «Pues bien, a Emilio le invitaron finalmente desde el Gobierno Vasco la víspera del acto a última hora de la noche porque yo, su hija, llevaba quince días gestionando para que él acudiera al acto y entregarle al presidente de Alemania un mensaje de agradecimiento por volver a mani- festar su empatía con la Villa y repulsa por lo que sucedió hacía 88 años», apuntó. Y censuró que «esto es lo que pasó porque lo pensaron así: Bueno, te invitamos, Emilio, eso es lo que quieres y creemos que te lo mereces, pero tú confórmate con ir, nada más porque no contábamos contigo. Eso sí, que no se te vea, tú no existes, no tienes voz y no eres nadie». «A Emilio se le ninguneó, se le arrinconó», censuró, y advirtió de que el viernes «quedó claro lo que ya, por desgracia, sabemos. Hay categorías de víctimas. Hay víctimas importantes, y las hay invisibles. Hay víctimas que no hacen sombra a los políticos y otras que pueden ser incómodas».