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DE LA LEALTAD AL DESENCUENTRO CON TRUMP

Marjorie Taylor Greene se va: ¿anécdota, síntoma o precedente?

Una de las congresistas más famosas por su extremismo, Marjorie Taylor Greene, ha anunciado recientemente que dejará su cargo en enero. Los pasados meses ha sido constante su desencuentro con el presidente estadounidense, Donald Trump, al que había apoyado incluso cuando el establishment republicano lo había repudiado.

(Mehmet ESER | CONTACTO)

Pocos días antes de que Estados Unidos se sumergiera en sus plácidos días de Acción de Gracias con millones de viajeros recorriendo el país, MTG, como se conoce a la congresista Marjorie Taylor Greene, anunciaba su retirada en enero en las redes sociales con una nota y un vídeo en el que explicaba sus motivos.

Famosa por su extremismo, primero leal y luego enfrentada a Donald Trump, la propia Taylor Greene ha reconocido después que no siempre estuvo acertada en sus planteamientos incendiarios a la hora de defender al actual presidente y atacar a los demócratas. La constante lealtad de MTG hacia Trump ha tenido características cuando menos propias, en comparación con la corte de aduladores que viven a costa de aplaudir constantemente al mandatario, y que se contradicen un día y otro también, según el presidente improvise y varíe su relato.

Y es que la congresista de Georgia ha demostrado ser una extremista reaccionaria con y sin Trump. Sus declaraciones no solo son incendiarias o antisemitas, también absolutamente delirantes, como cuando en 2018 afirmó que un incendio en California fue originado por «láseres o rayos de luz azul» controlados por élites judías asociadas al gobernador del estado y lanzados desde el espacio con el objetivo de despejar terrenos para un proyecto ferroviario de alta velocidad.

El año pasado impulsó la teoría conspiranoica de que el ejecutivo de Joe Biden utilizó tecnología de control climático para dirigir el huracán Helene hacia los votantes republicanos con el objetivo de inclinar la elección presidencial hacia Kamala Harris.

Otras tesis conspiranoicas la han llevado a poner en duda que un avión se estrellara el 11 de septiembre de 2001 en el Pentágono y algunos tiroteos masivos, como el ocurrido en 2017 en Las Vegas, del que dijo que había sido un montaje. Rechazó también que las congresistas Ilhan Omar y Rashida Tlaib fueran oficialmente representantes, ya que habían jurado el cargo sobre el Corán y no sobre la Biblia.

En poco tiempo, MTG logró algo a lo que aspiran todos los congresistas: visibilidad, saltar a la fama aunque fuera a costa de ser percibida como una loca de remate por sus declaraciones estridentes, como comparar la obligación de utilizar las mascarillas y la vacuna contra el covid a las persecuciones nazis. De esa manera, no le han faltado fondos para sus campañas ni los apoyos de Trump y del movimiento MAGA en cada elección. En 2021, apoyó incondicionalmente a Trump en su intento de subvertir las elecciones y definió el asalto al Congreso como «un pequeño incidente».

Esa lealtad absoluta hacia el magnate neoyorquino convenció a Taylor Green para aspirar a más. En lugar de hacer campaña cada dos años para renovar su escaño, creyó que era el momento de presentarse al Senado o, al menos, a gobernadora de su estado, Georgia. Pero el líder al que Taylor Greene había apoyado prácticamente a ciegas se opuso -acertadamente, ya que en un estado tan disputado como Georgia competir contra el extremismo racista de Taylor-Greene habría sido un regalo para los demócratas-.

DE LEALISTA A CRÍTICA.

En los últimos meses, Marjorie Taylor Greene ha ido soltando amarras, convirtiéndose en una especie de verso suelto en la bancada republicana. La congresista de Georgia se había creído las promesas electorales (“America First”) que propugnaban el aislacionismo, pero vio que Washington continuaba apoyando a Israel y a Ucrania. Ha sido de las pocas que ha pronunciado la palabra genocidio para referirse a lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza.

La gota que ha colmado su vaso han sido los papeles del pederasta Jeffrey Epstein, que Trump prometió publicar en cuanto llegara a la Casa Blanca. Después de ver el cambio de actitud del presidente y cómo obligaba al Departamento de Justicia a bloquear su publicación, la congresista ultra empezó a reunirse con las víctimas de Epstein y a reclamar con más fuerza claridad. Hace dos semanas, todos los republicanos votaron como ella en el Congreso, pero un mes antes apenas eran ella y cuatro más los que habían anunciado que votarían junto con los demócratas a favor de la divulgación de esos documentos.

Donald Trump la ha llamado «traidora» en las últimas semanas. MTG respondió que «defender a las mujeres estadounidenses que fueron violadas a los 14 años y entregadas a hombres ricos y poderosos no debería implicar que el presidente me llame traidora y me amenace». Había hecho sus propios cálculos: seguramente podría haber renovado el escaño, pero siempre estaría latente la amenaza de que el presidente apoyara a otro candidato republicano para competir en primarias: «Habría luchado y ganado, solo para ver como los republicanos pierden las midterm (de 2026)».

El pasado 21 de noviembre, Taylor Greene anunciaba que dejará el escaño en enero. Pocos esperaban este desenlace, aunque la fecha de su retirada no es casual, tal y como apunta la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez: «Ha calculado cuidadosamente su salida solo un par de días después de que comience a cobrar su pensión».

La marcha de Taylor Greene da una vuelta de tuerca más a la exigua mayoría republicana en el Congreso, que podría menguar más en las by-elections a celebrar en los próximos meses. El pasado martes se votó por un escaño en el feudo republicano de Tennessee, donde los partidarios de Trump cumplieron las expectativas y dieron la victoria a Matt Van Epps, pero no con la holgura que se preveía, sino por un estrecho margen, lo que ha encendido algunas alarmas.

La todavía congresista de Georgia ya ha predicho la derrota republicana dentro de un año, y no estaba dispuesta a volver a defender a Trump cuando los demócratas se hagan con la mayoría del Congreso y comiencen el proceso de impeachment o destitución.