Me lo compro

Desde hoy, lo que hace a alguien un ser sociable y familiar es dedicarse a buscar regalos para el amigo invisible, organizar alguna cena de empresa o de estudios, confirmar la asistencia de la mayoría de la llamada familia política a las comidas de los días señalados y ver si le queda por comprar alguna lotería de los lugares que frecuenta. Con estas actividades se puede incluso entrar en estrés resentido. Por lo que se recomienda tomarse este periodo de la vida con la distancia suficiente para no convertirse en un cuñado, aunque se viva solo.

Lo de las compras es un asunto que requiere mucha filosofía barata y gramática parda, es decir, mucha capacidad de auto perdón. Los impulsos crecen de una manera bastante agresiva. Comprar de segunda mano, en los términos que se está realizando en estos tiempos, es también consumismo. No estamos libres del acoso que, desde lo digital, lo catódico y lo papelero, se nos hace desde una ignominiosa actitud consentida por todos los implicados en la cadena. ¿Se han dado cuenta de los bultos inmensos que llevan los repartidores de paquetería? Un retrato de nuestra sociedad.

Lo que parece un me lo compro a lo grande con intención de copar una gran parte del mercado audiovisual es la compra de estudios y activos de streaming de Warner Bros por Netflix. En el lote va también HBO. Tiene visos de monopolio festoneado con cascabeles. ¿Este movimiento forma parte del plan global o es la acción de unos arribistas? Hay inquietud por esta concentración de capacidad de producción y exhibición que es tener mucho poder.